Arde un piso en Oviedo por una estufa de gas: «Pasé un miedo horrible»
Los bomberos tuvieron que evacuar con máscaras de rescate a los vecinos del número 4 de la calle Marcelino Suárez tras iniciarse un incendio en el sexto
Ocho vecinos del número 4 de la calle Marcelino Suárez, en el barrio de La Argañosa, en Oviedo, resultaron levemente intoxicadas durante la tarde de este lunes en un incendio que afectó a uno de los apartamentos del sexto piso del edificio, según fuentes del operativo. Al parecer, una estufa de gas con una manta encima tuvo la culpa de que se originasen las llamas, que calcinaron por completo una de las habitaciones del domicilio. La rápida actuación de los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) de Oviedo; sin embargo, evitó males mayores. Sólo la mujer del piso donde comenzó el fuego, en el que reside junto a su marido, ambos de mediana edad, mostraba un cuadro mayor de intoxicación, aunque rechazó el traslado al HUCA al encontrarse mejor.
El servicio recibió las primeras llamadas pasadas las cuatro de la tarde. A su llegada, los bomberos se encontraron a una parte de los vecinos en la calle. Los de las plantas superiores al sexto optaron por quedarse en sus casas. Había demasiado humo en el rellano. Así, los efectivos evacuaron a los residentes de la séptima, octava y novena plantas con máscaras de rescate. Algunos de ellos, ya en la calle, mostraban sus caras completamente ennegrecidas por el humo. Las mismas fuentes señalaron que en casos similares, ante la presencia de mucho humo, es mejor quedarse en casa y tomar las debidas precauciones a esperar para ser rescatados.
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Es lo que hizo María Teresa Rodríguez, de 80 años, que vive en el séptimo, justo encima del que ardió. Casi como si acabase de leerse un manual de actuación en casos de incendio, empapó toallas. Una se la llevó a la boca, se puso una mascarilla, y el resto las puso en la puerta para impedir la entrada de humo. «Yo estaba sola en mi casa y, además de que veo mal, las rodillas no me funcionan muy bien y me cuesta bajar, pero aquí estamos», aseguró, más tranquila, sentada en un banco de la calle junto a sus vecinos. «Me bajaron con una máscara, pasé un miedo horrible, vi el piso arder».
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