«Yo iba a taparle la boca pero al estar discutiendo se me fue la mano al cuello»
El presunto asesino de Karla Pérez declara en el juicio que «no quería matar» a la joven | La defensa del acusado, que se enfrenta a 26 años de cárcel, dice que «a Karla si le llevabas la contraria se volvía loca y gritaba»
CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Sábado, 2 de junio 2018, 00:22
Todo empezó por una discusión por dinero que acabó de la peor forma posible, el asesinato de una joven de 22 años a manos de su expareja. Ella, Karla Pérez, tenía 22 años, era de origen ecuatoriano pero tenía nacionalidad española y residía en Oviedo. Él, Abdelwahid Aghbalou, de 34 años y nacionalidad marroquí, acabó presuntamente con su vida estrangulándola la noche del 10 de julio de 2016 en la playa de La Hípica, en Melilla. Lo hizo en presencia del hijo de ambos, un bebé de tan solo diez meses.
Ayer comenzó el juicio, con jurado popular, contra el acusado, que se enfrenta a 26 años de prisión, quien reiteró una y otra vez que «yo no quería matarla». Dijo, incluso, que llegó a pensar que «ella se había desmayado o que estaba fingiendo».
El acusado y su defensa, Lorenzo Álvarez, intentaron convencer al jurado popular de que todo se debió a una discusión que se les fue de las manos y que nada estaba premeditado. «El impulso de Karla para viajar a Melilla fue el amor», aseguró la defensa, rechazando así que en ningún momento se trasladó a la ciudad autónoma coaccionada por su expareja. Sin embargo, días antes del viaje él llamó hasta 79 veces a Karla «insistiéndola a que fuese a Melilla», reseñó Victoria Carbajal, en representación de la acusación particular.
«Yo defiendo a un hombre que está amparado por la ley. Todo lo que diga la acusación se tiene que demostrar», fue el mensaje que el letrado de la defensa lanzó al jurado, compuesto por nueve miembros: cinco hombres y cuatro mujeres. Lorenzo Álvarez también les pidió que no se dejaran llevar por lo que «se trata de vender de que el hombre siempre es malo por ser hombre y la mujer es un ser angelical por ser mujer».
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El motivo del viaje era, según explicó el procesado durante la vista oral, «que quería que el niño conociese a su familia» que reside en Marruecos. La joven tenía previsto emprender una nueva vida en Ecuador junto a su hijo y sus padres tras romper la relación con Abdelwahid Aghbalou después de varios episodios de malos tratos que desencadenaron en una orden de expulsión del país y otra de alejamiento de su víctima. Ninguna de las órdenes surtió efecto. Karla Pérez viajó a Melilla y su presunto asesino se coló a territorio español desde Marruecos «por mi hijo», aseveró durante la primera sesión del juicio.
Relató en el juicio que fue él quien reservó la habitación para la joven y su hijo en un hostal de la ciudad. Que pasaron el día juntos en la playa, que se hizo tarde y llegaron a una zona de casetas militares, donde apareció el cadáver de Karla, porque «la playa estaba llena de gente haciendo barbacoas y en tiendas de campaña».
«Empezamos a discutir por un dinero que yo tenía en Asturias», prosiguió el acusado. A preguntas de todas las partes, explicó que en un momento dado, ella empezó a gritar y a amenazarlo con que iba a llamar a la Policía. «Le dije que como viniese íbamos a salir perdiendo todos. A ti te quitarán el niño y yo, a la cárcel», debido a la orden de expulsión y de alejamiento que pesaba sobre el acusado. «Yo iba a taparle la boca para que no gritase pero al estar discutiendo se me fue la mano al cuello. No sé lo que pasó, le dije que se callara pero se puso más agresiva». «Ella me quería coger la cara y yo intenté evitarlo con la mano pero se me olvidó que con la otra la estaba agarrando el cuello». La soltó cuando ella «bajó los brazos».
La acusación pública le preguntó sin rodeos si su intención era estrangularla. «No, para nada, no sabía ni pensé en ningún momento que le estaba apretando el cuello». Tras el crimen, Abdelwahid Aghbalou cogió a su víctima y «empecé a hablarle, a darle en la cara pero no contestaba, pensé que fingía. Cogí el carrito con el niño y me fui a llamar a una cabina para avisar a alguien que llamase a la Policía». El fiscal le rebatió que si pensaba que no estaba muerta por qué no llamó a una ambulancia: «Hay muchas cosas que podía haber hecho mejor pero no sé por qué no lo hice», apuntó.
De Karla Pérez aseguró que él nunca quiso controlarla. «No era una chica fácil de controlar, no se dejaba manejar por nadie». También la describió como una mujer «agresiva» que llegó a clavarle un cuchillo en una rodilla tras una discusión en su etapa de pareja. La propia defensa calificó a la joven del siguiente modo: «A Karla si le llevabas la contraria se volvía loca y gritaba», espetó Lorenzo Álvarez.
A Comisaría
Tras el suceso, el procesado estuvo varias horas deambulando con el bebé por Melilla hasta que decidió presentarse en la Comisaría sobre las once de la mañana del 10 de julio de 2016. La Policía Nacional ya sabía a esas horas que había aparecido un cadáver en la playa. «Vino porque quería deshacerse del niño, quería irse a Marruecos y dejarnos a nosotros al bebé porque había discutido con su expareja», relató. No confesó el crimen. Fue cuando los policías le preguntaron por el nombre de su expareja cuando ataron cabos. Coincidía con el del cadáver por lo que procedieron a su detención. «Cuando le dijimos que la joven había fallecido, arrancó a llorar».
El juicio, que se prolonagará durante cuatro sesiones más, continúa el lunes con el testimonio del hermano de la víctima y el hermano y cuñada del acusado. Fiscalía y acusaciones mantienen la pena de 26 años de cárcel. Su defensa solicita cuatro por un delito de homicidio por imprudencia con el eximente de trastorno mental transitorio y consumo de drogas, ya que era consumidor habitual de cocaína y antes de cometer el crimen estuvo tres noches sin dormir.