Una vida en imágenes
Perseverante. Miembro del equipo nacional de tiro olímpico, es padre, escritor, educado y un poco soñador. Su otra gran pasión es poner negro sobre blanco sus pensamientos; ya ha publicado dos libros y el tercero está en camino. Cuando no trabaja tira y viaja con su familia
Donde pone el ojo pone la bala. Tirador olímpico, hipermétrope y astigmático, padre, escritor, sonriente, educado y correcto, un poco soñador aunque con los pies en la tierra, noble, perseverante, disciplinado y bastante seguro de sí mismo. Ha sido campeón de Asturias de tiro olímpico con pistola neumática y pistola libre no se sabe cuántas veces y miembro del equipo nacional.
Cuando habla gesticula con las manos, mira de frente y espera la aceptación del interlocutor para continuar con sus palabras, fina prueba de educación. Utiliza un tono normal que no monocorde y usa el cerebro para centrar el pensamiento en sus pilares vitales; es decir, la familia, el tiro olímpico, escribir y viajar mientras pueda.
A Martín Castro Masaveu (Oviedo, 1969) le nacieron en el Sanatorio Miñor para después irse a vivir a casa de sus padres, José Luis y María José, en Matemático Pedrayes que junto con su hermana Alicia formaron un compacto grupo familiar. La niñez entre el Campo San Francisco y el colegio San Ignacio. Quizá la sonrisa sea un poco jesuítica pero eso ya hay que dejarlo para psicólogos y otros expertos.
En el Campo San Francisco, peonzas, canicas, chapas y fútbol. En el San Ignacio compañeros y amigos. De su juventud, los recuerdos de la época, veranos en Salinas, tardes y noches en el Chaquetón o Piripi. De novias pues no tanto, al menos al principio. «Tuve una de los 17 a los 23 que me comió todo el terreno pero luego me resarcí bastante bien».
Estudió Derecho cuando Derecho se estudiaba en el Edificio Histórico de la calle San Francisco, hizo la mili en el Palacio Real de Valladolid «aunque estuve más tiempo aquí en Oviedo que allí» y tras pasar por una empresa de nuevas tecnologías terminó hasta hoy en las empresas de la familia. Es abogado no ejerciente y forma parte de la Comisión de Cultura del Colegio de Abogados.
Ha escrito dos libros, 'Orzaria, el origen de la lo inexplicable', «que entre muchas cosas me enseñó a no titular con un nombre propio porque todo el mundo se equivoca», y 'El silencio sabe a menta'. «Ahora estoy escribiendo otro que está a medias y preparo una publicación infantil con ilustraciones de mi hijo Guillermo que dibuja muy bien». Tiene otra hija, Carla, de 10 años.
Su gran pasión, amén de escribir, es el tiro olímpico, especialista consumado. Es zurdo, lo que no es importante para la situación pero sí tiene astigmatismo e hipermetropía, «lo que tampoco es un problema porque se dispara con gafas graduadas y problema solucionado». Para Martín Castro la clave de la competición «es la cabeza y la concentración, sin eso no le aciertas a nada».
Cuando no escribe, ni trabaja ni dispara «viajo mucho, la última vez un crucero por el Mediterráneo con mis hijos».
No le da miedo enfrentarse al típico problema del escritor, el folio en blanco, aunque «me cuesta mucho más finalizar la obra. Como decía un escritor 'el final tiene que ser redondo y acabado en punta'».
Martín Castro Masaveu espera seguir prosperando y aprendiendo de la vida «con la mayor intensidad posible».
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