Las multas de tráfico en Oviedo crecieron un 30% hasta octubre pese a las restricciones por la pandemia

Un dato contrario a lo que dictaría la intuición. En un año tan extraordinario como este 2020, con restricciones a la movilidad y confinamientos domiciliarios o perimetrales del municipio, cualquiera esperaría que el volumen de sanciones de tráfico se reduciría en paralelo al menor volumen de circulación. Pues no. Las multas crecieron hasta octubre un 30% (29,6%) respecto al mismo periodo del año anterior. Según los datos de ejecución presupuestaria correspondientes a los nueve primeros meses del año, el Ayuntamiento se apuntó ingresos por infracciones a la ordenanza de Tráfico por 3,56 millones de euros, casi el 89% de lo previsto para todo el año cuando el coronavirus era solo de Wuhan y Wuhan quedaba muy lejos.

La cifra de derechos reconocidos excede en más de 710.000 euros la que llevaba el Ayuntamiento en las mismas fechas del año pasado, cuando se habían puesto infracciones por 2,74 millones de euros, el 72% de los 3,81 millones de euros presupuestados para todo el año.

El dato es difícil de explicar. Porque menos coches y menos movimiento en las calles de la ciudad es evidente que ha habido y aún hay estos días. Cuenta de ello da el nivel de ingresos del contrato de la zona azul. El Ayuntamiento presupuestó para este año ingresar en tiques de estacionamiento regulado 3,28 millones de euros. A 30 de septiembre, apenas había recaudado 1,5 millones, el 48%. Cierto que, entre marzo y mayo, el contrato estuvo suspendido, pero incluso esos dos meses de parón no justifican el descenso a la mitad de los ingresos por el estacionamiento en vías públicas.

Además, durante esos dos meses, la Policía Local adoptó un turno de trabajo para prevenir contagios entre la plantilla con una semana de servicio y tres de descanso, que redujo al mínimo el número de agentes en la calle y que fue adaptándose con más jornadas laborables a medida que se cumplían fases de la desescalada. Menos agentes en la calle y centrados en controlar el cumplimiento del confinamiento, deberían haber supuesto menos sanciones de tráfico también, pero esto no es así desde hace años. La introducción de sistemas de control del tráfico automáticos -semáforos fotorrojo, radares fijos y cámaras de control de acceso a las calles peatonales- más del 60% de los conductores multados por la Policía Local de Oviedo solo se enteran cuando les llega la notificación a casa.

El peso de estos sistema, de hecho, ha ido creciendo en los últimos años si se exceptúa 2017, cuando una serie de sentencias cuestionaron el funcionamiento de los radares municipales, que tuvieron que desconectarse durante casi un año. Además, el anterior equipo de gobierno dictó una orden para que los sistemas fotorrojo se desconectasen de forma aleatoria varios días cada semana con el fin de reducir la presión sancionadora. Solo en la plaza de Castilla y la Cruz Roja, el sistema se apuntaba, hasta la adopción de estas medidas, más de 12.000 sanciones anuales. El apagado y las dudas sobre los radares redujeron ese año a 15.040 las sanciones, un 55% menos que el anterior 2016.

En cualquier caso, es solo una intuición. Hará falta esperar al cierre del ejercicio para comprobar de dónde salió el incremento de las sanciones. No del servicio de Retirada de Vehículos de la Vía Pública, la impopular grúa. Los números del servicio casi cuadran al céntimo con los del año pasado. El Ayuntamiento ha ingresado por arrastres de coches mal estacionados 675.000 euros (670.000, en el mismo periodo de 2019).

Con todo los números aún están lejos de 2013 cuando los ingresos por sanciones ascendieron a 6,54 millones y se sumó otros 1,5 por la retirada de vehículos.