El Ayuntamiento de Oviedo pone a la venta una planta entera del aparcamiento de Ciudad Naranco
El Consistorio ovetense da un primer paso para reducir gastos en los once parkings construidos por Cinturón Verde, con cerca de 6.000 plazas vacías
El alto número de plazas de aparcamiento subterráneo propiedad del Ayuntamiento de Oviedo provoca una cascada de gastos anual que el equipo de gobierno ... quiere reducir al máximo y una forma de conseguirlo es la subasta o venta al por mayor. Así, el Ayuntamiento tiene previsto sacar a la venta una planta entera del aparcamiento de Ferreros, en la plaza de San Juan Pablo II, en Ciudad Naranco, ya sea por subasta o por venta directa. Lo decidirán los técnicos municipales cuando finalicen el informe de valoración, según aseguró el primer teniente de alcalde y concejal de Gobierno de Interior, Relaciones Institucionales, Atención Ciudadana, Participación y Distritos, Mario Arias Navia.
En total, la directiva municipal intentará vender 421 plazas de aparcamiento «porque sólo generan gasto y esperamos que los vecinos de la zona puedan comprarlas a precios asequibles», señaló Arias.
En principio, el Ayuntamiento no tiene la seguridad de que se vendan y este primer movimiento desamortizador es una búsqueda de conocer la situación del mercado y el éxito de la operación para, seguramente, continuar con más acciones en la medida en que se pueda, pues el Ayuntamiento cuenta con un enorme número de plazas de su propiedad en los once aparcamientos subterráneos construidos a la sombra de la operación de Cinturón Verde, en época del que fue alcalde Gabino de Lorenzo, que cambió la fisonomía de la ciudad.
Un cambio que se produjo liberando gran parte del suelo que la empresa pública de Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (Feve) dejaba libre al sacar de la ciudad parte de su línea y cediéndolo al Ayuntamiento, además de la antigua estación del Vasco.
La sociedad Cinturón Verde, creada por el Ayuntamiento, el Principado y el Gobierno central para desmantelar la red de Feve en Oviedo, invirtió 103 millones hasta el año 2000. De ese dinero, 48,8 millones provenían de ayudas de la Unión Europea y el resto de la venta de solares para construir vivienda. De Lorenzo promovió once aparcamientos, la mayoría de ellos con afán disuasorio para intentar evitar que los coches entraran en la ciudad aunque no con demasiado éxito. Cinturón Verde se gastó 80 millones de euros para construir 6.848 plazas de aparcamiento que s e pusieron a la venta y se utilizaron en rotación. En sus inicios la venta funcionó bien, pero desde principios de siglo la situación decayó y la crisis del ladrillo de 2008 acabó con las ventas al arruinarse empresas y particulares y empezar a perder población la ciudad desde las 225.000 personas a las 219.000 de antes de la pandemia. El resultado fue que no había más propietarios de casas para comprar las plazas de aparcamiento y además los existentes comenzaron a habitar dentro de una economía familiar exigua.
En la actualidad se calcula que Oviedo tiene unas 3.000 plazas vacías y sin uso, lo que normalmente se conoce como un activo ocioso que anualmente le cuesta un dinero al Ayuntamiento y que intenta ir recuperando poco a poco.
Tras el fallido intento de promocionar las plazas de garaje a principios de siglo, la empresa Cinturón Verde tuvo que pedir a los bancos 50 millones de euros para recomprar a las constructoras la plazas sin vender. En 2003, el Ayuntamiento se convirtió en garante del préstamo. Hasta 2013 pagó 28 millones por él y aún debía 33 millones que se saldaron con un nuevo préstamo. Otro dato singular es que se utilizaron 9.575 toneladas de acero para construir la losa de Renfe sobre la estación del Norte
El proyecto de Cinturón Verde comenzó en 1991, cuando Feve planeaba desdoblar parte de sus vías en la ciudad para mejorar sus servicios. El proyecto habría expropiado a decenas de vecinos de Teatinos y consagrado la presencia del ferrocarril en suelo urbano.
La protesta vecinal y el cercanía de las elecciones llevaron al alcalde, Antonio Masip, a idear otra salida y acuñar un nombre 'cinturón verde'. Todavía en minúsculas porque la constitución de la sociedad anónima la firmó Gabino de Lorenzo, que le había ganado las elecciones a Masip en 1992, y fue el propio regidor el primer presidente.
En el accionariado entraron el Ayuntamiento, el Principado y el Ministerio de Fomento, la Red Nacional de Ferrocarriles españoles (Renfe) y Feve. La primera idea fue soterrar las vías pero fue desechada. La solución final fue construir una variante de 1,8 kilómetros entre Trubia y Colloto y financiar la operación con aprovechamientos urbanísticos.
Los aprovechamientos, los pisos y viviendas que financiaron la operación salieron de una modificación del PGOU aprobada en el año 1995. Cuatro años después el tren dejó de cruzar la ciudad por los barrios de Pumarín, Teatinos u Otero, y comenzaron a ser desmontados los puentes de hierro en Oviedo.
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