«Lo ideal sería acompasar el ascenso a la reforma del Palacio de los Deportes»

-Hace una semana que los jugadores empezaron a entrenar, ¿cómo encara el OCB esta temporada?

-Desde una perspectiva deportiva, lo fundamental es salvarse y cuanto primero, mejor. Desde el punto de vista económico la cosa ya cambia. Hay una rotura en la liga en cuanto a los presupuestos de los equipos. Hay una clase alta y una media cada vez más pobre. Tenemos inconvenientes de tipo presupuestario para engancharnos a esa clase media alta. Tenemos que hacer un mejor trabajo en cuanto al patrocinio privado, pero también mejorar el patrocinio por parte del Principado. Hay autonomías donde todos aportan.

-¿Aquí no?

-El Ayuntamiento aporta 175.000 euros y el Principado unos 20.000. En las épocas buenas, la financiación pública para nosotros rozaba el 30%.

-¿Objetivo ACB?

-Lo primero, mantenerse; pero sí. Es viable. La cuota de inscripción de la ACB es de 1,6 millones que se pueden trocear en cuatro años y recuperables. Y requiere un presupuesto mínimo de 2 millones, pero no solo el equipo, sino toda la estructura del club. Nosotros, en este momento, estamos en un presupuesto de 750.000.

-Este año se han quedado a las puertas, ¿qué faltó?

-Gasolina al final. Fue una temporada muy buena y con partidos muy emocionantes.

-¿Qué supondría para la ciudad conseguirlo?

-Es la segunda mejor liga del mundo y tiene ciudades en el norte a una distancia muy razonable de Oviedo y que generaría un tráfico de gente muy importante. Sería bueno para la hostelería y situaría a Oviedo en el mapa y casi desde un punto de vista turístico.

-Pumarín no sirve para eso...

-Por eso el Palacio de los Deportes debe tener un aforo de 5.000 personas. Dentro de un año deberíamos estar jugando en un pabellón para, al menos, 2.500 personas, según las reglas de la Federación Española de Baloncesto. Podemos pedir una moratoria demostrando que se han empezado a mover las obras del Palacio. Eso sí, si ascendemos, aquí ya no hay ni moratoria ni nada. A la ACB no le puedes presentar un pabellón de 3.000. Lo ideal sería acompasar el ascenso a la reforma del Palacio.

-¿Confía en los plazos que le ha dado el alcalde? No se ha enviado al Estado la documentación sobre la financiación europea en juego para llevarlo a cabo.

-El mundo de los fondos europeos es inescrutable. En la Cámara tengo compañeros que se dedican a esto y tienen muchísima complejidad. Es verdad que la existencia de esos fondos y que caduquen en 2023 es una garantía de que la obra se va a hacer. Lo que estamos viendo ahora es que los papeles se están moviendo. La tranquilidad que tenemos ahora es que podemos justificar que se están haciendo cosas. Si el problema es con la Federación, podemos presentar un dossier con la información. Tenemos hasta junio. El problema viene si por estas cosas del destino, ascendemos. Para eso habría que articular soluciones alternativas.

-¿Como cuáles?

-Si ascendemos y la obra del Palacio está en marcha, primero debemos pasar el examen económico y presentar el resto de la documentación. Con ello, buscar un pabellón de 5.000 personas. En Asturias solo hay uno y si no, en León o donde sea. Pero lo importante es que si un equipo de Asturias asciende a ACB, ya es un proyecto de Asturias y metropolitano, no solo de Oviedo, y debería contar con el debido respaldo. Y si tenemos que jugar temporalmente en Gijón... Por lo pronto son futuribles.

-¿El OCB no aguantaría otra temporada con 300 espectadores?

-La pandemia nos ha hecho perder público y algún pequeño patrocinador. Otra temporada más con poco público hará muy difícil que tengamos un equipo en esta categoría.

-¿Peligra el primer equipo?

-Va a ser fundamental la gestión que hagamos del público. Pumarín, en tiempos normales, es una caldera, pero esa imagen se antoja complicada de ir a ver pronto. Confiamos en que podamos tener más libertad para meter más gente.

-¿Eso no ocurriría si tuviesen ya el Palacio?

-El problema es el mismo, la limitación del 30%. En Pumarín entran 1.200 personas, pero con las restricciones de aforo se queda en 300. En una temporada normal veníamos a recaudar 125.00 euros. El año pasado fueron 30.000. Y eso genera un déficit que se acumula. ¿Que sería fantástico? Sí, pero hoy en día el Palacio de los Deportes parece un edificio de la guerra de Bosnia.

-¿Qué opinan los jugadores de jugar en Pumarín?

-Es el lugar donde todos nos dicen que quieren jugar por el ambiente que se forma allí, porque las gradas rugen; pero también nos preguntan cómo es posible que juguemos allí.

-¿En qué situación les ha dejado la pandemia?

-Con riesgo de ir a perder niños, pero espero que se vaya recuperando según la gente vaya perdiendo el miedo nuevamente. Y en términos económicos, con un déficit real de 54.000 euros.

-¿Cómo compagina su labor con la de la Cámara de Comercio?

-Al principio, gracias a la magnanimidad de mis jefes (ríe), pero poco a poco he ido aprendiendo a gestionarlo. Aquí, en la Cámara, espero jubilarme.

-Un equipo no es tan distinto de una empresa, ¿verdad?

-Y tanto que no. La gestión, lo económico... Son dos mundos muy parecidos.