Oviedo genera 20.120 toneladas menos de residuos no reutilizables que hace dos décadas

Al menos, esos son los datos que se desligan de la memoria del servicio de Limpieza Viaria y Recogida de Residuos correspondiente al año 2021. Será en 2023 cuando se cumplan veinte años desde que el entonces alcalde, Gabino de Lorenzo, pusiese en marcha esta medida. Los resultados de aquel primer momento eran prometedores. En 2003, se introdujeron en los contenedores de reciclaje 1.331 toneladas de plásticos y 1.107 de botellas y otros vidrios. Ahora, la cifra se ha multiplicado por tres. Aun así, todavía nos cuesta reciclar papel y cartón y no llegamos a doblar los datos del primer año del servicio.

Oviedo, en ese sentido, es una de las ciudades españoles que más y mejor reciclan. A pesar de todo, las cifras aún están muy lejos de ser todo lo positivas que le gustarían a la Unión Europea, lo que da buena cuenta de los esfuerzos que aún debe realizar el conjunto del país para avanzar en esta materia. El Congreso de los Diputados aprobó este año una nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados para adaptarse a una directiva europea que obliga a las autoridades competentes a tomar medidas con el fin de alcanzar en 2030 la tasa de reciclaje del 60% que exige Europa -ya obligaba la anterior a que en 2020 la mitad de los residuos recogidos fuesen reciclados-; no obstante, nos queda un largo camino por delante.

En cifras se comprende fácilmente. El conjunto de todos los residuos sólidos recogidos por el Ayuntamiento en el año 2021 fue 76.089,91 toneladas. La cifra representa un ligero incremento, del 0,05%, con respecto al año 2020. Sin embargo, lo verdaderamente relevante radica en que, del total, apenas 16.509,1 toneladas -casi 77 kilos por habitante al año- de esas basuras fueron depositados en los cubos amarillo (4.140,86 toneladas), verde (3.925,01), azul (5.957,806) y marrón (2.485,42). Es decir, más de tres cuartas partes de los residuos van al cubo negro y la ciudad tan solo llegaba a un todavía muy escaso 21,68% de tasa de reciclaje. Una tercera parte, a su vez, de lo que pide Bruselas.

Desglosado por el tipo de residuos, el servicio recogió el año pasado un 1,30% menos de desperdicios correspondientes con la fracción de papel y cartón en un 1,30%. Por el contrario, se han incrementado las de vidrio en un 3,44% y la de envases en un 0,68%. También disminuye el porcentaje de la fracción resto, aunque solo un 0,31% con respecto al 2020.

Los residuos sólidos, tras ser recolectados de las calles de la ciudad por el personal del equipo de limpieza, son depositados en la estación de transferencia del polígono del Espíritu Santo, donde Cogersa se hace cargo de ellos, trasladándolos posteriormente al vertedero central de Serín, donde termina de gestionarlos. A ese respecto, Cogersa factura al Ayuntamiento por la fracción de residuos no aprovechables, que tiene que tratar en las propias instalaciones. Del tratamiento de la basura reciclada, en cambio, se hacen cargo los Sistemas de Gestión Integrados (Ecoembes y Ecovidrio). Todo ello, arrojó al Ayuntamiento unos ingresos totales de 1,78 millones de euros por la recogida selectiva. Podría ser mucho más.