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«La vista es la vida, así que poneos las gafas de felicidad y disfrutad de Oviedo y de sus gentes»
El oftalmólogo Luis Fernández-Vega y el futbolista Santi Cazorla abren las fiestas con el pregón y el chupinazo desde el Ayuntamiento
RAFAEL FRANCÉS
OVIEDO.
Sábado, 16 de septiembre 2023, 02:03
«Quiero deciros que la vista es la vida y no hay como mirar lejos para valorar lo que más cerca tienes; así que poneos ... las gafas de la felicidad y disfrutad de Oviedo y de sus gentes». Con estas palabras cerró ayer el pregón de San Mateo el afamado oftalmólogo y expresidente de la Fundación Princesa de Asturias, Luis Fernández-Vega Sanz, ante una plaza del Ayuntamiento llena pese a la lluvia, que hizo intenso acto de presencia momentos antes del pregón.
Tras el discurso, unas palabras del alcalde, Alfredo Canteli, el himno de Asturias interpretado por la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, y otro de los momentos más esperados de la tarde. Sobre las ocho y media de la tarde, el flamante jugador del Real Oviedo Santi Cazorla lanzó el chupinazo para dar comienzo oficialmente a las fiestas de San Mateo. A continuación, una traca corta de fuegos artificiales que atronó la plaza.
Mientras la multitud siguió todo con detalle, participaron en el acto, en el interior de la Casa Consistorial, los miembros de la Corporación; la delegada del Gobierno, Delia Losa; el presidente del Real Oviedo, Martín Peláez; la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo; la cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve; el pintor Manolo Linares; el psicoesteta, Ramiro Fernández; el presidente de Opera de Oviedo, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero; las reinas de las fiestas; Mateín y la familia al completo del pregonero.
Fernández-Vega ofreció a los presentes un discurso íntimo, carbayón por los cuatro costados, y muy emotivo en el que desgranó con finura lo que para él es ser ovetense. También lo que ha sido su vida en la ciudad y lejos de ella.
De hecho, elevó el honor de ser el protagonista al afirmar que «cuando el alcalde me pidió ser el pregonero me parecía demasiado porque Oviedo no es una capital, es la capital; San Mateo no son unas fiestas, son las fiestas, y estar hoy aquí, en este balcón, no es ser un pregonero más, es ser el pregonero».
La parte más intimista la expresó el doctor, que en todo momento tuvo presente su profesión de oculista, al pedirle a los presentes que cerraran los ojos «sin miedo, por consejo médico»: «Dicen que el alma solo se ve con los ojos cerrados y al cerrarlos la veréis rodeada de recuerdos, emociones, de amigos y de buenos momentos. Ahí proyectadas en vuestro pensamiento, como si fuera una prueba de agudeza visual de vuestra mirada emocional, veréis unas letras. Son las letras de Oviedo, del 'Oviedín del alma', de mi alma y de la vuestra». Y añadió: «Un oftalmólogo debe procurar que la gente tenga mirada larga para que se pueda ver que los ovetenses sois los mejores paisanos del mundo porque vaya por delante que soy de Oviedo, orgullosamente carbayón y soy ovetense 'a fuer de' ser asturiano. Por algo estamos en la capital del paraíso».
El intimismo dio paso a los recuerdos de la infancia en San Mateo con «recuerdos ligados al Día de América, con la sorpresa que suponían los vistosos trajes y movimientos de los grupos folclóricos, los gigantes y cabezudos, las engalanadas carrozas y los espectaculares 'haigas' de la época». Porque Oviedo «es para mi ese primer mirador, el escenario de las mejores cosas que he vivido, entre ellas, una infancia feliz, y también donde viven algunos de mis mejores amigos».
El pregón producía emoción en el propio Fernández-Vega, que recordó sus años de estudio en Madrid «con melancolía hasta que llegaba el verano y volvía a San Mateo con los primeros bailes de la Herradura». También mencionó«a la que hoy es mi mujer -Victoria Cueto-Felgueroso, muy atenta a sus palabras-, con la que formé una familia de la que me siento tan orgulloso y que fue reina de las fiestas en la segunda mitad de los años 70».
En el pregón no faltó la referencia a la cultura en Oviedo, «con la música en un lugar privilegiado», y también a la Fundación Princesa de Asturias, al Instituto Oftalmológico Fernández-Vega y «sólo nos falta nuestro Oviedo, que vuelva a recuperar la categoría de honor».
Por último, recordó que «querer a una ciudad es saber qué necesita, acudir cuando nos llama, echarla en falta cuando estamos lejos y desear todo lo mejor para ella».
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