El traumatólogo Alejandro Braña da su nombre a una glorieta al HUCA

«Es algo que me llena de satisfacción y enorgullece extraordinariamente, supone una alegría para mí y para mi familia; creo que es un reconocimiento por la trayectoria de más de cincuenta años de dedicación a la sanidad asturiana», declaró ayer el médico, que sigue activo en la sanidad privada. Extendió su agradecimiento al alcalde, Alfredo Canteli, y al resto de Corporación municipal y reconoció que el lugar elegido, no podía ser de otra manera, es especial: «En el entorno de mi hospital y donde he estado desde el traslado».

Braña, que sigue pasando consulta y mantiene la actividad quirúrgica en la sanidad privada, estudió Medicina en Valladolid en los años setenta y la especialización en Traumatología la hizo en el Hospital General de Asturias. Más tarde se integró en el equipo de Sergio Montes quien, según recordó Braña en una entrevista hace unos años, le puso como condición «que fuera a otros servicios de traumatología por el mundo para aprender de los mejores». Así llegó al Hospital Cantonal de Berna, en Suiza, y más tarde a París. Con veintiocho años regresó a Oviedo y se casó con Cristina Abascal, que falleció hace ya unos años, y con quien tuvo seis hijos.

El que también fue presidente del Colegio de Médicos de Asturias colgó la bata en el HUCA tras más de diez mil operaciones el pasado agosto pero no ha parado. «Tengo bastante trabajo y estoy dedicado a otras cosas que tenía pendientes, como escribir y estudiar otras relacionado con la historia de la medicina». La lectura es una de sus aficiones, junto con otra que sorprende mucho, la aviación. Es piloto e incluso ha practicado acrobacias aéreas.