Las cuentas de 2021 salen adelante con amplia mayoría y acusaciones cruzadas de la oposición

El PP y el diputado crítico de Foro, Pedro Leal, se quedaron solos en el 'no' al optar Vox por la abstención, quizá la pequeña sorpresa de la jornada. El portavoz de esta formación, Ignacio Blanco, se apresuró a explicar minutos después de finalizar la sesión que la abstención de su grupo no es más que una manera de «llamar la atención» sobre lo «ineficaz» de un trámite parlamentario, argumenta el diputado, en el PSOE «hizo rodillo» para que ni su grupo ni el resto de fuerzas políticas que han pactado los presupuestos tuvieran en consideración «ni una sola de las enmiendas parciales» que se debatían en el pleno.

Se refería Blanco a las enmiendas presentadas por el PP y Podemos, puesto que su grupo renunció a registrar alegaciones propias al entender que este trámite era «totalmente inútil». Y es que el dictamen final del presupuesto incluyó la batería de enmiendas negociadas en las últimas semanas entre el PSOE, Ciudadanos, IU y Foro, incorporadas directamente en la ponencia de ley el pasado martes, pero dejó fuera todas y cada una de las más de 140 enmiendas registradas de forma unilateral por Podemos y el PP, debatidas y votadas una a una en la sesión plenaria semipresencial celebrada ayer. PSOE, Ciudadanos, IU y Foro las rechazaron todas y, pese algún guiño entre PP y Podemos, les fue imposible sacar ninguna adelante. Un hecho muy criticado también por parte de la líder del PP, Teresa Mallada, que, al término del pleno, acusó a Ciudadanos, IU y Foro de ser «cómplices» de unas cuentas que traerán «lo de siempre» y que «liquidan cualquier prosperidad en Asturias». Mallada afeó al Gobierno de Adrián Barbón que «haya aplicando el rodillo a todas nuestras propuestas e incluso imponiendo a sus socios presupuestarios el veto a las mismas» dejando claro, añadió, que no busca consensos, «sino la sumisión».

Eran las últimas reacciones a un debate presupuestario en el que, sin margen para sorpresas de última hora, se saldó con un cruce de acusaciones por parte de la oposición. Álvaro Queipo, que intervino como portavoz del PP, fue uno de los primeros en abrir el fuego consciente quizá de que, igual que ocurrió hace una semana, buena parte de los disparos de esta sesión también irían a parar al PP. El también secretario general de los populares asturianos se adelantó refiriéndose al presupuesto como el resultado de un «trampantojo de negociación» en el que, en su opinión, Foro y Ciudadanos se dejaron «engañar». Utilizó un tono jocoso para burlarse incluso del escaso impacto que, según sus cálculos, tendrán los acuerdos alcanzados por estas dos fuerzas políticas del centro derecha y bromeó con el hecho de que ambos grupos se atribuyan el «éxito de domar a la fiera barbónica para no subir impuestos», cuando el presidente ya había anunciado en septiembre que no lo haría.

Molestaron sus palabras en casi todas las filas del hemiciclo y poco a poco el PP fue recibiendo respuestas. Empezando por el PSOE, que le afeó que en lugar de «soluciones imaginativas aportara soluciones imaginarias» y que hubiera optado, en plena pandemia, por los «vetos y los tacticismos», en palabras de Luis Ramón Fernández Huerga. Incluso el propio presidente del Principado lamentó en sus redes sociales que hubiera optado por la «irrelevancia».

Ciudadanos utilizó buena parte de su discurso para justificar su voto positivo frente a las críticas del PP ya que, defendió Susana Fernández, «pese a las discrepancias, es tiempo de lo común» porque nos enfrentamos a un «enemigo que también es común», al tiempo que volvió a atribuir como mérito de su formación el incremento de la inversión en Oviedo, lo que se ha convertido ya en una guerra pública entre Ciudadanos y PP. Mientras tanto, en Foro despacharon las críticas procedentes del PP lamentando que «ni en medio de una pandemia algunos logran abandonar posturas partidistas», en palabras de Adrián Pumares, portavoz del partido.

Incluso Podemos e IU, con quien el PP fue menos beligerante, también reprocharon su escaso interés por alcanzar un acuerdo y el portavoz de la formación morada, Daniel Ripa, mostró serias dudas sobre si el PP hubiera aprobado las cuentas incluso si hubieran sido aceptadas todas sus enmiendas.

El otro fuego cruzado de la jornada lo abrió Podemos, que dio el visto bueno al presupuesto reconociéndose incluso «copartícipe» del mismo, pero se negó a alcanzar un acuerdo con el PSOE y llevó al pleno decenas de enmiendas parciales. La formación morada quiso distanciarse de este modo de los pactos que el PSOE cerró previamente con IU, Foro y Ciudadanos, a quienes criticó por renunciar a presentar enmiendas parciales al margen de las pactadas, para su debate y votación en el pleno, lo que a su juicio es «aceptar unos presupuestos como propios y faltar a su responsabilidad con la sociedad». La respuesta le llegaría por parte de Ángela Vallina, portavoz de IU, quien se apresuró a advertir de que «quien no está dispuesto a renunciar a nada, no está dispuesto a hacer política».

El líder de Podemos también se quejó de que la «negociación cruzada» por parte del equipo de Adrián Barbón a derecha e izquierda lleva al «bloqueo sistemático de las políticas que necesita Asturias» y pidió al Gobierno regional una «vía alternativa de investidura» con acuerdos exclusivamente de izquierdas. El «factor de moderación» que Ripa atribuyó a Ciudadanos y a Foro fue recibido por ambas formaciones como todo un halago. «Para eso estamos aquí», le contestó Susana Fernández. «Encantado de serlo», respondió Adrián Barbón.

Y, en relación a su propuesta a los socialistas, la respuesta fue clara. «La investidura fue hace año y medio», le espetó Huerga que, al igual que el resto de la bancada socialista, no se olvida de que entonces Podemos optó por la abstención.