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Mercedes Fernández, con Luis Venta a su lado, en un pleno de la Junta General. ÁLEX PIÑA
Génova quiere «integración» en el PP asturiano para llegar fuertes a las urnas

Génova quiere «integración» en el PP asturiano para llegar fuertes a las urnas

La dirección regional confía en la promesa de Madrid de tener poder sobre la campaña y las listas, y afines a Mallada defienden su capacidad de influencia y decisión

ANDRÉS SUÁREZ

OVIEDO.

Jueves, 10 de enero 2019, 03:19

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No hay nada peor para un partido a la hora de afrontar unas elecciones que la desmovilización, fruto de las tensiones internas. Y ese es el riesgo que ahora quiere conjurar en Asturias la dirección nacional del PP, sabedora de que, tras la decisión de situar como candidata a Teresa Mallada orillando a Mercedes Fernández, hay muchas heridas abiertas que convendría suturar para llegar en buenas condiciones a los comicios autonómicos de mayo. Son muchos los equilibrios a realizar para conseguir ese objetivo. La cúpula regional confía en la promesa de Madrid de que tendrá poder para actuar en las listas, en la campaña y en la estrategia política, pero ese planteamiento choca con la tesis de afines a la nueva cabeza de cartel, que consideran que Mallada, en calidad de número uno de la lista y valor en alza, debe contar con capacidad de influencia y decisión sobre todas esas cuestiones.

El escenario no es, pues, sencillo. Nunca lo es en situaciones de bicefalia como la que ahora afronta el PP, pero mucho menos después de una sacudida tan violenta como la que ha supuesto la decisión de Génova de aparcar las aspiraciones presidenciales de Fernández y de imponer a Mallada como candidata. En medios próximos a la dirección regional se indica que la actitud con que aterrice la ex dirigente de Hunosa será decisiva. «Si lo hace con ganas de respetar el trabajo realizado en estos años, de contar con gente que se ha dejado el alma, y desde luego aportando sus propias ideas y propuestas, la operación puede salir bien», razona un cargo experto en estas lides internas. «Pero si lo hace con prepotencia, haciendo gala del poder que le ha concedido Génova -sede nacional del PP- y haciendo limpieza para colocar a los suyos, entonces vamos a tener un problema grave», apostilla.

En la dirección regional confían en la veracidad del mensaje trasladado en la reunión del pasado lunes por la cúpula nacional según el cual la apuesta por Mallada tiene que ver con criterios de tirón electoral, y que la satisfacción en Génova con la labor del partido en Asturias en general y de Mercedes Fernández en particular es alta. Según esta interpretación, Fernández seguiría teniendo potestad para tomar decisiones en materia de listas, campaña y estrategia. «Es nuestra interlocutora en Asturias», dijo el secretario general del PP, Teodoro García Egea.

La presidenta mantiene contactos con Casado para abordar el futuro inmediato

Fernández se toma su tiempo. Quienes la han visto estos días apuntan que se encuentra «muy dolida» por lo sucedido, malestar que han contribuido a aplacar los mensajes de afecto recibidos desde diversos ámbitos. Ha hablado en varias ocasiones con el presidente nacional, Pablo Casado, para abordar cuestiones abiertas. Y estará mañana en Oviedo en el acto en el que el presidente nacional presentará a Mallada como candidata autonómica y a Alfredo Canteli como aspirante a la Alcaldía de Oviedo, por mucho que las ganas de acudir al mismo sean escasas.

En el futuro de Fernández influyen distintas variables. Sobre la mesa están distintas opciones. Se ha hablado del Senado, del Parlamento Europeo. Lo que parece claro es que, en el mejor de los casos, su permanencia en la presidencia del PP tiene como fecha de caducidad las próximas elecciones y un hipotético congreso posterior que, en función del buen o mal resultado de esos comicios, auparía o no a Mallada al liderazgo del partido.

En medios populares se anota que, si solo estuviera en juego su futuro personal, no sería descabellado pensar que Fernández, a la vista de la desautorización que ha sufrido, dejara ya la presidencia. Pero precisan que una de las mayores virtudes de la política gijonesa es la «lealtad a los suyos» y que, sabedora de que si ella se apartara sería probable que sus fieles se vieran relegados en el partido, no dará un paso a un lado antes de encontrarles una salida satisfactoria.

Hay mucho que tejer para evitar esa temida desmovilización. Porque los afines a Mallada tienen claro que la candidata no puede ser una mera figura decorativa, un simple cartel electoral, y que el partido siga funcionando bajo el mando único de la actual dirección. Apelan a hacer valer su peso en la composición de la candidatura y en el diseño de la estrategia electoral. De la sintonía entre las dos sensibilidades depende en buena medida el éxito en las urnas del PP.

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