Un grito unánime por el futuro de León

León ha gritado unido. Esta vez, con toda la fuerza y con toda la desesperación. Con toda la rabia, también. Es el grito unido de una provincia que se siente olvidada, discriminada, maniatada de cara al futuro y marginada en el desarrollo. Miles de manifestantes en toda la provincia, más de 80.000 según los organizadores y cerca de 60.000 (58.500 participantes) según la subdelegación del Gobierno, se unieron ayer a pie de calle en un grito único: «¡Basta ya!».

La manifestación tuvo su foco principal en León capital, pero con réplicas igualmente contundentes tanto en Ponferrada, la capital del Bierzo, como en Villablino, la capital de Laciana. A un lado y otro de la provincia las sensaciones resultaron muy similares y así lo advirtieron los líderes sindicales en la antesala de una marcha que llenó el corazón de la capital y de la provincia.

Pepe Álvarez, secretario general de UGT, y Unai Sordo, secretario general de CCOO insistieron en la necesidad de revitalizar León, «un ejemplo del olvido institucional». Ambos realizaron una llamada a la unión de las administraciones para revertir una situación que amenaza con llevar a la provincia al abismo.

El grito se escuchó en toda la provincia, pero llegó desde León capital, Ponferrada y Villablino. En la capital del Bierzo se reclamó justicia social y empresarial en una comarca marcada por una durísima reconversión minera. «Queremos ser dueños de nuestro futuro», se remarcó en el tramo final de la manifestación berciana. «Nos echan de nuestra casa», aseguraban los manifestantes.

Ese eco atronador llegó también desde Villablino, donde Laciana quiso levantar la voz para reivindicar y reivindicarse: «Sin movilización social es difícil conseguir soluciones para Laciana», se remarcó por parte de los convocantes.

Llegaran desde donde llegaran los gritos de desesperación y las peticiones de justicia laboral y empresarial, estos se han visto muy arropados. En León la suma de colectivos que han apoyado la marcha ha sido multitudinaria, con presencia de un gran número de representantes que abarcaron desde los representantes sociales a los empresariales, colectivos como el taxi o el campo, visible en una gran tractorada, a los que se han sumado una amplia representación política.

«Es necesario que España escuche a León, que exige respeto, y tenerla en cuenta para construir su futuro. Queremos las mismas oportunidades que el resto de los pueblos de España«, se advirtió desde la parte social. Mientras, en la vertiente política, el mensaje también fue único entre todos los partidos.