La Junta pone cerco al 'pin parental' y acusa a Vox de usar la educación de «arma arrojadiza»

La Junta General puso ayer el cerco a la implantación del conocido como 'pin parental' en los centros educativos de la región. Los dos diputados de Vox en el Parlamento asturiano se quedaron solos en la defensa de su proposición no de ley, con la que pretendían que fuera obligatorio el consentimiento expreso por parte de los padres para que los menores participen en «cualquier actividad con contenido de valores éticos, sociales o cívicos».

La iniciativa parlamentaria fue presentada ante la Cámara por el portavoz del grupo, Ignacio Blanco, quien comenzó su intervención pidiendo sin éxito a PP y a Ciudadanos que se sumaran a la iniciativa «porque creen en ella, aunque la presente Vox», y reprochando a las fuerzas de la izquierda su «miedo» a que los padres tengan libertad para elegir la educación que quieren para sus hijos. Blanco defendió este derecho por parte de los progenitores bajo el argumento de evitar el «adoctrinamiento» e, incluso, dejó sobre la mesa una advertencia: «Cuando Vox gobierne querrán vetar determinados contenidos educativos a sus hijos».

Sus argumentos no convencieron ni a unos, ni a otros. «Ni pin, ni pan, ni pun», zanjó la diputada socialista Mónica Ronderos para, a continuación, reprochar al partido de Santiago Abascal que utilice este debate como elemento «propagandístico» para conseguir una publicidad «que no le han otorgado las urnas». La diputada de Podemos Nuria Rodríguez alertó del peligro que supondría negar a los menores la asistencia a charlas sobre formación sexual y cuestionó a los diputados de Vox si consideran que es mejor opción «la pornografía masculinizada». Además, durante su intervención advirtió de que la iniciativa de Vox vulnera varias leyes, consensos internacionales y la propia Constitución española. Ovidio Zapico, de IU, defendió también la importancia de que los niños tengan una «visión plural» para que, puso como ejemplo, se eduquen en el respeto a la libertad sexual. Negar este tipo de información, adujo, «atenta contra los principios y valores esenciales de la democracia».

A las previsibles críticas por parte de los grupos parlamentarios sentados a la izquierda del hemiciclo se sumaron también las de los partidos del centro derecha que, además, reprocharon a Vox, pero también al PSOE, el uso de una cuestión tan sensible como es la educación de los menores como «arma política arrojadiza». Pablo González, del PP, calificó la situación de «vergonzosa» por la utilización de las familias como «escudos humanos» y afeó a Vox que, con este «bodrio» de propuesta en la que «se siembran dudas sobre el adoctrinamiento en las escuelas», haga «flaco favor a la libertad de elección educativa de los padres».

Desde Ciudadanos también se recriminó el uso de la educación como «campo de batalla» y se calificó de «innecesario» el llamado 'pin parental'. El diputado Luis Fanjul argumentó que, en pleno siglo XXI, sería «poco serio» pretender que los escolares no reciban información de carácter sexual y de respeto a la diversidad y luego «lamentarse de las cifras de embarazos no deseados o de los casos de acoso escolar y de violencia de género».

Foro, en línea con el argumento de las otras formaciones del centro derecha, reprochó el uso de la educación como «arma arrojadiza» entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Vox, a quienes Adrián Pumares acusó de utilizar a los menores como «mercancía». El diputado tiró de las orejas tanto al PSOE, por negar a los padres los derechos que tienen sobre sus hijos, como a Vox, por «desvirtuar un debate trascendental» como es el de la libertad de elección educativa «planteando propuestas sin rigor por intereses partidistas». La proposición no de ley decayó al únicamente conseguir el voto favorable de los dos diputados de Vox. «El rechazo al 'pin parental' nos confirma que sí se adoctrina, que no respetan los derechos fundamentales y que pretenden imponer sus principios éticos y morales a nuestros hijos», reprochó Blanco tras el pleno.