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Una apisonadora aplasta las armas incautadas. EFE / Atlas

Sánchez: «Quien entrega las armas acepta la derrota»

El presidente escenifica la victoria contra ETA con la destrucción de 1.400 pistolas, revólveres y fusiles en un acto sin los mandatarios que la combatieron

Mateo Balín

Madrid

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Jueves, 4 de marzo 2021, 14:20

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha encabezado hoy el acto simbólico organizado en el Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada de la Guardia Civil, ubicado en Valdemoro (Madrid), en el que una apisonadora escenificó la destrucción de cerca de 1.400 armas pertenecientes a organizaciones terroristas que ya no tienen valor judicial. Entre este arsenal están las usadas por una decena de comandos de ETA desarticulados entre 1978 y 2002.

Acompañado de los ministros del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de Defensa, Margarita Robles, Sánchez ha señalado a los asistentes que, según el «simbolismo clásico», «quien entrega las armas acepta la derrota» y que con este evento «se levanta acta» además de la victoria del Estado contra el terrorismo etarra.

En su discurso, el presidente ha recordado a las víctimas del terrorismo, cuyas organizaciones no han participado de forma unánime en el acto ni tampoco sus antecesores en el Ejecutivo que sí combatieron a ETA: Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Sánchez ha destacado la necesidad de mantener viva la «memoria democrática» y ha abogado por poner todos los medios posibles para cumplir con una reclamación pendiente de los afectados: los más de 300 crímenes sin resolver de ETA.

De forma previa, Florencio Domínguez, presidente de la Fundación del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo, ha afirmado que las armas «no solo suponen poder efectivo», sino que son elementos «de alta carga simbólica y política (para los terroristas), porque con ellas cuestionan el monopolio de la violencia» En línea con Sánchez, Domínguez añadió que la destrucción de estas armas «refleja de forma visual la derrota de las organizaciones (en referencia a ETA y los Grapo) que tanto daño han causado».

Entre los asistentes estaban autoridades del Poder Judicial y representantes de gobiernos autonómicos y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tras el simbólico paso de una apasionadora sobre tres hileras de armas, se pondrá en marcha el proceso de fundición de este material: 1.377 armas completas y 19 piezas fundamentales que permanecían bajo custodia de la Intervención de Armas de la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil, cuerpo competente en esta materia. En total, a lo largo de la historia de ETA se han intervenido unas 4.000 armas.

Críticas

Según ha explicado el Ministerio del Interior, son armas de fuego intervenidas a comandos terroristas de ETA y los Grapo en operaciones policiales desarrolladas en España, sujetas a sumarios instruidos por los distintos juzgados centrales de la Audiencia Nacional entre 1977 y 2005.

En septiembre de 2016, la Sala de Gobierno de este órgano judicial dictó una resolución en la que autorizó la destrucción de todo este armamento. Quedan fuera de esta encomienda de destrucción las armas aún sujetas a procedimientos judiciales todavía en instrucción en la Audiencia Nacional y las entregadas por las autoridades francesas en febrero de 2018, que formaban parte de una cincuentena de procedimientos judiciales instruidos en ese país entre 1999 y 2009.

El acto organizado por iniciativa del Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo ha despertado algunas críticas como la de la portavoz en la Comisión de Interior del Partido Popular, Ana Vázquez, que consideró que Sánchez y Grande-Marlaska «quieren un baño de multitudes para blanquear su indignidad», en referencia a cuestiones como el acercamiento de etarras o el apoyo parlamentario de EH Bildu. Eso mismo ha expresado el líder popular Pablo Casado en su perfil de redes sociales.

La asociación Dignidad y Justicia, que preside Daniel Portero, tapoco acudió al acto porque considera que el Gobierno busca «tapar el abandono, humillación y traición a los que tiene sometidas a las víctimas del terrorismo», citando los más de 150 acercamientos de presos de ETA a cárceles más próximas al País Vasco y Navarra.

Mientras que Covite también se ha ausentado porque, a su juicio, la celebración de este tipo de actos «propagandísticos» buscan ocultar el «rotundo fracaso» del Estado de derecho con las víctimas, ya que a a más de la mitad se les han negado sus derechos a la verdad y a la justicia. «¿Cómo vamos a ir a un acto público en el que se destruyen las armas con las que han asesinado a nuestros familiares? ¿De verdad alguien cree que esto es motivo de celebración?», se ha preguntado Consuelo Ordóñez.

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