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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno EP

Sánchez acepta rendir cuentas por la alarma pero no cede en la duración de seis meses

El Ejecutivo, que amarró este miércoles el apoyo clave de ERC, solo acepta revisar la medida en marzo con las autonomías

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Miércoles, 28 de octubre 2020

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El Gobierno cuenta ya con los apoyos necesarios para que el Congreso acepte prorrogar el estado de alarma seis meses del tirón, hasta el 9 de mayo. El real decreto aprobado el martes por el Consejo de Ministros con ese larguísimo plazo había despertado recelos no ya solo en el Partido Popular, que considera inconstitucional el mantenimiento de la medida por un espacio tan prolongado de tiempo sin que medie un consentimiento periódico del Congreso, sino también de la mayoría de los aliados del Ejecutivo de coalición en la Cámara. Pero dos leves cesiones permitieron este miércoles a Pedro Sánchez sumar el apoyo de los trece diputados de ERC que le garantizan, a priori, una mayoría suficiente.

El primer gesto del presidente del Gobierno, en realidad, no logró conmover en exceso a sus aliados. Sánchez aprovechó su cara a cara con Pablo Casado durante la sesión de control que el Parlamento celebra cada miércoles para poner sobre la mesa el compromiso de que, aunque este jueves se apruebe la prórroga de medio año, el asunto será sometido a la deliberación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en el que participan el ministerio y los consejeros autonómicos, dentro de cuatro meses, el 9 de marzo. «Si entonces el Consejo Interterritorial estipula que ya no es necesario el estado de alarma -prometió- el Gobierno lo levantará».

La oferta no atajaba en todo caso el que, para todos los partidos, era el principal problema del plan gubernamental: la falta de control parlamentario de una medida que el ordenamiento jurídico reserva para casos de extrema excepcionalidad porque afecta a derechos fundamentales como la libertad de reunión y de movimiento. Pero finalmente los socialistas aceptaron una solución intermedia propuesta por ERC: la prórroga no se volverá a someter a votación en el próximo semestre, lo que ahorra al Gobierno, como quería, el desgaste de tener que volver a negociar con los grupos, pero Sánchez tendrá que rendir cuentas sobre su aplicación ante la Cámara baja cada dos meses; una exigencia que se añade a la comparecencia mensual, ya prevista, del ministro de Sanidad, Salvador Illa.

En principio, el 'sí' de Esquerra allana el camino del Ejecutivo, que ya se había garantizado el apoyo del PNV y de los cuatro diputados del PDeCat. La suma de esos votos supera la mayoría absoluta, cuando solo es necesaria la mayoría simple. Otras fuerzas parlamentarias, desde Ciudadanos a Bildu, pasando por Más País o Compromís, mantienen vivas sus enmiendas al real decreto pero es poco probable que opten por el voto en contra. Cs, por ejemplo, reclama que la prórroga del estado de alarma alcance tan solo tres meses y que Sánchez comparezca al menos una vez al mes para dar cuenta de la evolución de la pandemia, pero además reprocha al presidente del Gobierno que «derive responsabilidades» a las comunidades autónomas; Más País y Compromís también quieren que las comparecencias de Sánchez sean mensuales y Bildu reclama que se amplíen las medidas económicas y sociales ya puestas en marcha para paliar los efectos de la covid-19. Todas estas propuestas serán sometidas este jueves a votación.

PP, al margen

Lo que está ya descartado es el acuerdo con el PP. El principal partido de la oposición considera que las concesiones del Gobierno son muy insuficientes y que la prórroga del estado de alarma no debería superar los dos meses tanto por una cuestión de seguridad jurídica como por razones económicas e incluso anímicas. «Hay que salvar la campaña de Navidad», insistió este miércoles Casado. El argumento del Ejecutivo de que sólo está estableciendo un marco que las comunidades autónomas podrán luego modular en función de sus propias necesidades y de que son en todo caso los presidentes autonómicos quienes deben rendir cuentas ante sus parlamentos no les resulta admisible.

Ciudadanos reprocha al PSOE que «derive responsabilidades» a otras administraciones pero ve necesario el decreto

Casado reitera su rechazo a que las restricciones estén en vigor más de dos meses sin recibir avales parlamentarios periódicos

Los populares, que la semana pasada aprovecharon la moción de censura de Vox para marcar distancias respecto al partido de Santiago Abascal e imprimir un giro hacia la moderación, han hecho lo posible por escenificar que no deseaban impedir sin más una nueva declaración del estado de alarma. A pesar de echar en cara al Gobierno que no haya puesto en marcha la reforma legislativa prometida para evitarlo (la vicepresidenta Carmen Calvo aseguró el pasado mayo que se buscaría la forma para, si era preciso en un futuro, poder tomar medidas de confinamiento y aislamiento sin recurrir al artículo 116 de la Constitución), Casado se mostró dispuesto a dar su visto bueno a una prórroga del real decreto gubernamental de ocho semanas durante las cuales reclamaba reformar la ley de medidas especiales en materia de salud pública. Pero el Ejecutivo, amparado en un dictamen del Consejo de Estado, alega ahora que no ve encaje constitucional a que una ley ordinaria restrinja derechos básicos. Los populares confirmaron a última hora de este miércoles su intención de abstenerse.

Iván Espinosa de los Monteros. VÍDEO: ATLAS

Vox hace de la sesión de control al Gobierno su particular partido de revancha contra el PP

La primera sesión de control al Gobierno tras la fallida moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez sirvió este miércoles para constatar dos cosas: que Pablo Casado mantiene, por ahora, su apuesta por la moderación, dentro de la crítica al Ejecutivo, y que el partido de Santiago Abascal tratará de convertir el inesperado rapapolvo propinado por el líder del PP en combustible para alimentar el discurso de que no existe más oposición a las políticas de los «socialcomunistas» que la que ellos representan.

Como si de un partido de revancha se tratara, los dirigentes de Vox dedicaron este miércoles su turno de preguntas a los representantes del Ejecutivo a cargar casi más contra el PP que contra la coalición de Sánchez e Iglesias. Primero fue el portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros. «Ustedes ya han logrado domesticar al otro partido que quedaba (en la oposición)», espetó a la vicepresidenta, Carmen Calvo. «Ya les han homologado, les han dado el carnet de demócratas y por eso lo celebran juntos en grandes fiestas hasta altas horas mientras se ríen de los españoles a los que dejan confinados», añadió en relación a la polémia presencia de miembros del Gobierno y el PP en la entrega de premios organizada por el diario digital 'El Español'. «No es que Vox se quede solo -concluyó- es que ya solo queda Vox».

Le secundó después la secretaria general del grupo, Macarena Olona. «Será el PSOE el que reparta el carnet de derecha democrática y, teniendo en cuenta cómo aplaudían al señor Casado, podemos haceRnos una idea de cuál es la derecha aceptable. Esa derecha lastrada por la corrupción como ustedes», dijo tras acusar a los socialistas de haber olvidado repentinamente su interés en crear una comisión de investigación sobre la 'operación Kitchen' que tuvo como protagonista a la cúpula de Interior del PP.

Y dio la puntilla, por último, un veterano exdiputado popular convertido al 'voxismo', Ignacio Gil Lázaro, en su intervención frente al ministro Fernando Grande-Marlaska, al que acusó de «blanquear a filoetarras». «No vamos a rendirnos, no vamos a hacer lo que algún otro hizo la semana pasada para recibir su aplauso hipócrita, una rendición vergonzosa e indigna; estamos aquí para defender principios claros», remachó.

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