Mary Beard, historiadora y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016

«La gente tiende a seguir la autocracia y debemos plantarle cara, tener cuidado»

–En encuentros con jóvenes, como estos días, ¿qué recibe de ellos?

–Muchísimo. Ayer (por el miércoles) me quedé asombrada, fueron maravillosos. Les habían dado algunas ideas acerca de cómo podían acercarse a la cultura antigua y normalmente cuando se les plantean ideas así suelen ir a wikipedia, pero estos chicos eran muy imaginativos y se habían acercado al mundo antiguo no como a una cultura para admirar con reverencia sino algo con lo que querían interactuar. Expusieron el hecho de que Medusa es víctima de violencia sexual, algo que cuando yo era joven no nos planteábamos, veíamos solo que un héroe masculino la asesina. A estos chicos les gustaba la complejidad. Me pareció brillante.

–Con jóvenes menos receptivos ¿cómo les hace ver la utilidad de la cultura clásica?

–Cuando se les deja solos no les aburren los clásicos, les resultan aburridos cuando alguien les predispone a verlos así. De hecho si introduces a los jóvenes o a cualquier persona en las grandes historias de la mitología antigua les van a interesar en la mayoría de los casos. Todo el mundo ha oído hablar alguna vez del complejo de Edipo, pero si conocen la historia de Edipo y ven que es muy difícil realmente saber quién eres, cómo sabes si te has casado con tu madre y qué ocurre cuando lo descubres, cómo ser buena persona cuando has cometido un crimen horrendo. Eso no tiene nada de aburrido.

–¿Hay algún asunto de ese mundo que les atraiga especialmente?

–Donde lo veo más con los jóvenes es al hablar de Sócrates y su muerte, tienen muchísimo interés en la política de la cancelación. No hace mucho visité un instituto en el Reino Unido donde se debatía sobre ello y la libertad de expresión. Pensaban que era un problema surgido con las redes sociales, pero cuando les explicas que ha habido esos problemas desde hace más de 2.000 años, eso les da una perspectiva respecto a sus propios problemas y también para argumentarlo sin miedo al qué dirán sus amigos en las redes sociales.

–Sobre las redes, ¿les ilustra el mito de Narciso?

–De eso hablamos también, la relación de Narciso con su smartphone. No sé el origen de nuestra obsesión pero es indudable que tenemos problemas muy parecidos que se van resolviendo en la historia y el hombre que se enamora de su propia imagen es una cuestión que aún nos puede ocupar y preocupar en relación con los tiempos actuales. Es parecido y no lo es, pero vemos una cuestión que se planteó hace más de dos mil años y eso nos libera para pensar acerca de ello.

–En el mundo actual algunos ven similitud con la caída de Roma y la era oscura que siguió.

–Es cierto que hay gente que habla del retorno a una época de barbarización, yo no lo haría. En primer lugar no estoy muy segura de que la Edad Media fuese tan oscura. Tenemos esas imágenes de hombres horribles que van echando por tierra las glorias de la cultura romana para volver a sus cabañas, pero me gusta pensar en los vándalos del Norte de África que escriben poesías maravillosas en latín y adaptan el derecho romano. Es obvio que hay cambios, pero me parece simple construir la idea de barbarie frente a lo civilizado pensando en una Edad Media con muchas cosas positivas.

–Y, en cuanto a políticos que acumulan el poder en su persona, ¿es presentismo buscar analogías con ciertos césares?

–No veo similitudes personales, la gente siempre quiere que le diga que Donald Trump es como tal emperador, nunca voy a caer en esa trampa. No obstante, hay cosas que podemos aprender del sistema y la estructura del gobierno por una sola persona. ¿Cómo sobrevivió el imperio romano cuando algunos eran autócratas horribles? Sobrevivieron porque el resto del pueblo colaboraba con ellos y eso lo debemos de tener presente. La gente tiende a seguir la autocracia y debemos de plantarle cara. Hay que tener mucho cuidado estemos donde estemos, no solo en Estados Unidos, y pensar que la autocracia significa decepción y esto sí lo podemos aprender de los romanos.