José Andrés, héroe con capa y sartén

Estos estudiantes han representado, cada uno como lo siente y lo entiende, el trabajo de este galardonado. Una alumna del gijonés Corazón de María, se lo imaginó junto a la Catedral de Oviedo, dentro de una 'gastroneta', sirviendo alimentos a comensales de distintos países, porque no hay fronteras que justifiquen las diferencias, a uno y otro lado. Mientras tanto, un escolar de 3º de Secundaria del Colegio Dulce Nombre de Jesús, lo definía como un «chef excepcional y humanitario». Esas eran las palabras que elegía, pero la imagen que las acompañaba, era la de un superhéroe que, en su vuelo, va repartiendo alimentos a quienes más los necesitan.

La labor del cocinero, para un alumno del IES Corvera de Asturias, tiene diversas facetas. Lo pinta cocinando, corriendo, llevando alimentos allá donde no los haya y ganándose, a cambio, unas cuantas sonrisas impagables. Y para otro, de 1º de la ESO del colegio San Miguel, es la de un chef que nunca pierde de vista el verdadero valor de la cocina.

Estos no han sido los únicos trabajos presentados. También los ha habido en forma de cómic, como el de un estudiante de 1º del Aula Hospitalaria de Cabueñes, que quiso relatar su vida y recordar que «el hambre es algo que no se ve». Está claro, vistos los resultados, que a los escolares ya han descubierto la importancia de su labor porque, en los dibujos, se suceden numerosos mensajes que recuerdan que «el dinero no se come» y también una de las citas del Premio Princesa de Asturias: «La gente habla de construir muros más altos, yo hablo de construir mesas más largas».

Con la enseñanza aprendida, quizá, 'La concordia a la mesa', haya conseguido que, el día de mañana, estos adolescentes sean adultos que también prefieran tender puentes a separar el mundo con fronteras.