Los Premios Princesa arrancan inciertos y 'online'
Mañana comienzan unas deliberaciones atípicas mediante videoconferencia que se prolongarán hasta el día 25 de junio
La estampa acostumbraba a ser la siguiente: media mañana, Hotel de la Reconquista, Oviedo. Los jurados de los Premios Princesa de Asturias, recién llegados ese día o la víspera, acuden a uno de los salones del hotel para iniciar la reunión. Los periodistas apuran el tiempo para las entrevistas con quienes se estrenan y para intentar sonsacar información sobre posibles candidatos y favoritos. Cada uno tiene ya su documentación completa con todas las candidaturas. Hay charlas, saludos, algún café con pasta hasta que llega el momento de la primera foto. El cartel azul de la Fundación Princesa al fondo enmarca a quienes han de emitir un fallo al día siguiente y posar entonces para una segunda foto, esta vez en el Salón Covadonga, el reservado para las grandes ocasiones, el mismo en el que los premiados son recibidos por los Reyes el día de la ceremonia de entrega. Allí se emite el fallo, se dicen los porqués. Antes, unas horas de deliberación, puede que sencillas, puede que complejas en busca del acuerdo.
Este 2020 pandémico todo lo narrado no se producirá. Los jurados de los Premios Princesa de Asturias que se estrenan mañana miércoles no se reunirán por primera vez en Oviedo. La videoconferencia es la única vía posible para una España que vive en plena desescalada y tiene sus fronteras aún cerradas. Será bien distinto el operativo. No habrá cafés ni besos, pero será mañana miércoles, tras solo unas horas de deliberación, cuando se conocerá el nombre del primero de los premios, el de la Concordia, con el presidente del jurado en vídeo lanzándolo al mundo y compartiendo sus palabras vía redes sociales, página web y notas de prensa.
Unas 130 personalidades de distintos ámbitos, que van del arte a las ciencias sociales, la comunicación, la investigación, la cooperación o la literatura, tendrán este raro 2020 que fallar entre 321 propuestas de 64 nacionalidades. Entre los remitentes, prestigiosas universidades, instituciones académicas y culturales, centros de investigación internacionales, embajadores españoles y extranjeros y galardonados en anteriores ediciones.
Los jurados
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Concordia. 3 de junio.
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Artes. 5 de junio.
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Comunicación y Humanidades. 9 de junio.
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Ciencias Sociales. 11 de junio.
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Deportes. 16 de junio.
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Letras. 18 de junio
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Investigación Científica y Técnica. 23 de junio
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Cooperación Internacional. 25 de junio.
«Lo primero es que vamos a tener premiados. Y lo demás, paso a paso». Son palabras de Teresa Sanjurjo, directora de la Fundación, que repite como un mantra que ahora su única preocupación es esa. Cuando haya finalizado el proceso y se sepa ya quiénes son los ganadores de los ocho galardones, el 25 de junio, se empezará a pensar en lo siguiente.
Pero, al margen del mensaje oficial y obligado por una incertidumbre que nos fuerza a todos a vivir en el alambre, obvio es que en la Fundación ya se barajan distintos escenarios. Para todo: para las actividades vinculadas a la Semana de los Premios, en las que el año pasado participaron 26.000 personas, y para la propia ceremonia, prevista para el 16 de octubre en el Teatro Campoamor. Las actividades habrá que dimensionarlas a las exigencias de aforo que en ese momento marquen las autoridades sanitarias —si es que se marcan— y la ceremonia, también. Por la mente de todos ha pasado ya una estampa que sería histórica, con el Campoamor a mitad o un tercio de aforo e incluso con las mascarillas, ahora obligatorias, acompañando los siempre sobresalientes modelos elegidos para la ocasión. Todo son suponeres basados en lo vivido en los últimos meses. Nada más que eso. Nada se sabe. En la Fundación presumen de tener un equipo pequeño, pero ágil y acostumbrado a trabajar bajo presión, que sabrá adaptarse a lo que la pandemia exija. Porque, además, los temores de un posible rebrote tienden a apuntar hacia el otoño.
Las incógnitas son múltiples. Porque, aunque las fronteras españolas se abran en julio, seguramente las restricciones de viaje hacia según qué países podrían determinar muy mucho la ceremonia solemne a la que está previsto que acudan don Felipe y doña Letizia con la Princesa de Asturias, Leonor, y su hermana, la infanta Sofía. Ha acostumbrado la Familia Real en sus visitas al Principado a estar muy cerca de los ciudadanos, de manera muy especial en la entrega del Pueblo Ejemplar de Asturias. Una localidad pequeña permite esa cercanía, los saludos, las fotos... Ahora mismo esa estampa sería inviable. Como lo sería también la imagen que protagonizó toda la familia en 2019 en la plaza de la Catedral de Oviedo a su llegada al templo para visitar las santas reliquias y los símbolos de Asturias. Recorrieron todo el espacio vallado saludando sin remilgos.
Todo lo acostumbrado pende de un hilo que nadie sabe si se va a ensanchar. Porque los Reyes también ofrecen un cóctel a los premiados en el Reconquista, también cenan con los patronos, también reciben tras la ceremonia en el mismo hotel, también asisten a un concierto de la OSPA a aforo completo en el Auditorio, y la orquesta difícilmente podrá cumplir con la distancia de seguridad en los ensayos y el escenario si no se habilitan fórmulas alternativas. Y todo eso que podría parecer simplemente una pérdida de glamour es también pérdida económica para Asturias. Hay empresas que cuentan con los ingresos de las actividades vinculadas a los galardones. Por eso la máxima es la prudencia y la prudencia es máxima. Hay mucho en juego y solo queda esperar. De momento, mañana, primer premiado, el de la Concordia.