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Rafa Román, Verónica López y Armando Arias, el domingo con el agua bendita en el Suárez Puerta. LVA

Un triunfo bendecido por la Santina

Dos aficionados del Real Avilés derramaron agua recogida en Covadonga en la «esquina maldita» del Suárez Puerta antes del partido del domingo

Alberto Santos

Avilés

Martes, 23 de abril 2024, 02:00

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Aquel gol y la celebración escanciando sidra de Samu Omorodion, delantero que ahora triunfa en Primera División, dejó mella en la afición del Real Avilés Industrial en el play-off de ascenso el año pasado. No solo por la decepción de haberse quedado a las puertas de subir a Primera RFEF, sino porque aquel gesto se consideró una provocación del a la grada.

«Yo creo que con Samu empezó todo», asegura sonriente Rafa Román, incondicional aficionado del Real Avilés desde hace más de tres décadas. Por eso tanto él como otra fiel hincha blanquiazul, Verónica López, consideraban que había que hacer algo. Y las vacaciones escolares el pasado viernes fueron la excusa. «Como el viernes no había colegio en Avilés aproveché y dije a los críos que nos íbamos a Covadonga. Luego, siempre estamos con eso de que hay que llevar el agua bendita, así que cogí un bote en casa y le puse la pegatina del Avilés, que además coincidía que jugaba contra el Covadonga», explica Verónica.

La tarea de coger el agua bendita no fue sencilla y hubo que hacerla en dos tandas. «En la basílica la pila es pequeña, apenas pude recoger algo con la mano, así que rellené el bote en los caños que hay debajo de la cueva», recuerda. Por si acaso, también encendió una vela para completar el 'pack' bendito de conjura ante el partido de ayer domingo en el Suárez Puerta.

«La echamos donde Samu Omorodion celebró el gol el año pasado. La pena fue que no lo hicimos antes del partido del femenino»

Una vez finalizada la logística, solo faltaba el ritual de depositar el agua en el Suárez Puerta. Rafa Román y Verónica López se citaron con otros aficionados de su grupo de confianza, entre ellos Armando Arias, que llegó a barajar la idea de llevar ajos al campo, y una hora antes del partido saltaron al terreno de juego. El lugar elegido no fue al azar, ya que consideran que hay una «esquina maldita», donde Samu Omorodion celebró el gol del Granada B, «y mira, además otro Samu provocó allí el penalti en el partido contra el Covadonga».

El ritual surtió efecto y los jugadores blanquiazules sumaron tres puntos que saben a gloria. «Madre mía, pensábamos que no iba a funcionar. Nunca se sabrá si la victoria fue el agua bendita», asegura Verónica. Aunque tanto ella como Rafa Román se quedaron con las ganas de «haberlo echado el sábado antes del partido del Avilés Femenino», que perdió y aplazó el ascenso.

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