Imágenes grabadas en la memoria

Nosotros en la grada intentábamos estérilmente hacer el mismo movimiento. Fueron segundos a cámara lenta, con silencios y algún eco. Solo volví a la realidad cuando el esférico besó la red, miré a mí derecha y vi a Jubel sonriendo mientras lloraba. Salté a su butaca junto a los que tenía alrededor. En Naranco Par no pasan cosas distintas a las que ocurren en cualquier rincón del estadio, pero cuando las cosas van mal alguien siempre invoca a la magia.

A veces aparece con forma de 8, y otras con acciones inexplicables. De un tiempo a esta parte suele salir bien. El resto del partido fue un suplicio, por la superioridad del Mirandés y porque nos habíamos dado cuenta de que aquella explosión de júbilo en el 52, únicamente nos llevaba a la prórroga.

La prórroga que jamás imaginamos. Yo diría que hasta estable dentro de la gravedad, salvo la liberación del gol de Portillo y la tangana final.

No sabría describir mi sentimiento tras el pitido del colegiado. Sé que había alegría, pero me invadía la nostalgia. Quizá porque perdemos de vista un periodo con más sombras que luces. Y, ¿por qué estar triste al perder de vista todos estos años? Supongo, y aunque parezca incongruente, que en las sombras ves mejor quien está de tu parte. Volverán la luz y los focos, y ojalá sea por mucho tiempo.

Solo pido que sigamos siendo los mismos de estos casi 22 años, porque Primera División es otro mundo quizá desde el que vino Evie a juntar sus índices, detener el tiempo, y devolvernos parte de lo que merecemos.