Arnau, un hombre de fútbol que dejó huella en Barcelona, Málaga y Oviedo

Francesc Arnau era un hombre de fútbol. Se crió como guardameta en el Barcelona, llegando a militar tres temporadas en el primer equipo, donde las continuas suplencias le obligaron a realizar las maletas con salida a Málaga.

Se asentaría en la portería de La Rosaleda, donde estuvo diez campañas, y donde se convirtió en todo un ídolo para la parroquia malagueña. Dejó tal huella que una vez colgados los guantes pasó a desempeñar la labor de coordinador de la cantera del Málaga.

Cuatro años más tarde se ocupó de la dirección deportiva del club andaluz, donde estuvo hasta 2017. A partir de 2019 pasó a desarrollar la misma función en el, donde su trabajo siempre fue muy reconocido por la afición.

Arnau fue uno de los porteros con más proyección del fútbol nacional, como demuestra su importante papel en la victoria de la Sub-21 en el Europeo de 1998.

El catalán se encontraba inmerso en la planificación de la próxima temporada del conjunto azul. Este viernes se le pudo ver trabajando en El Requexón junto al resto de la directiva y su mano derecha en la secretaría técnica, David Comamala.

Su temprana pérdida se produce año y medio después de su llegada a Oviedo, donde estaba desarrollando su carrera como director deportivo y abordaba esta temporada el reto de dibujar un nuevo proyecto tras dos campañanas peleando por asegurar la permanencia.