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Fuegos artíficiales acompañaron al autocar azul cuando apareció por el entorno del Tartiere. JUANJO CASTRO

El Oviedo de Carrión enciende las madrugadas

Fiesta. Da igual el día de la semana, los recibimientos al equipo en el Tartiere se han convertido en un hábito que equipo y afición disfrutan por igual

Viernes, 14 de junio 2024, 02:00

Cantó Joaquín Sabina hace muchos años en su canción 'Si amanece por fin' aquello de que: «Nadie se ha muerto por ir sin dormir una vez al currelo» y el oviedismo se lo está aplicando y de qué manera. Si el recibimiento tras clasificarse para el 'play off' fue multitudinario a las dos de la mañana, lo de esta semana desbordó hasta los más optimistas. Cientos de aficionados se agolparon en los aledaños del Carlos Tartiere a las 4.30 horas para dar la bienvenida al equipo, tras su clasificación para la final del 'play off' de ascenso.

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Las bengalas volvieron a iluminar la madrugada ovetense e incluso se vieron algunos fuegos artificiales brillando en el cielo para saludar a un equipo que se ha acostumbrado a disfrutar de los suyos.

Los futbolistas ya habían alucinado en Eibar. El recibimiento al autocar en su camino hasta Ipurua recordó a la subida de los últimos domingos por Alejandro Casona. No era el mismo número de gente, pero sí la misma pasión.

Los que se quedaron en Oviedo, no quisieron ser menos y crearon una atmósfera que será complicado que se borre de la memoria de los jugadores azules.

No fueron muchos los que pasaron por casa a descansar y luego volvieron a salir. La inmensa mayoría, nada más oír el pitido final del encuentro salieron hacia la Plaza Pedro Miñor. El escenario habitual de las previas, mudo esta vez a zona de celebración.

Allí fueron reuniéndose a centenares los oviedistas y todos con el mismo lema: 'Hay que esperar al equipo'. Muchos de los que viajaron a Eibar en coches particulares también se iban sumando a medida que llegaban a la capital.

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La idea era volver a sorprender a la expedición. Hubo muchos cánticos de ánimo, de acordarse del eterno rival y algunos que vaticinan lo que puede llegar el próximo curso: «El año que viene, Pomares Mbappé, el año que viene Pomares Mbappé…lololololo…»

En esta ocasión, el club pidió a los seguidores que no accediesen al parking interior del estadio para evitar las escenas que se dieron hace diez días, con los jugadores no pudiendo abandonar el estadio.

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La afición hizo caso, pero tampoco se fueron una vez que pasó el autocar. Se quedaron en esa rampa que los aficionados más veteranos recuerdan como potro de tortura para los futbolistas y que hoy se ha convertido en una pasarela por la que los jugadores desfilan para ser agasajados por los suyos después de conseguir una hazaña deportiva.

Una vez más, Santi Cazorla fue el que más tardó en salir. El oviedismo le ha ungido ya como el icono absoluto del oviedismo y él no se cansa de devolver el cariño en forma de sonrisa eterna. Ya sólo falta que pueda disfrutar de la final desde el césped y que su incidencia en el juego acabe por ser determinante en el ascenso, el fútbol sería un lugar más digno si le premia con el ascenso de su equipo del alma. Quedan pocos días para despejar esa incógnita. Mientras, el oviedismo cuenta las horas ilusionados con pelear por un ascenso que sería una justa recompensa a la temporada.

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