«Asturias está a la cola en el kayak de aguas bravas a pesar de su potencial»
Mikel Sarasola insta a las administraciones a regular la actividad en ríos como el Sella o el Ponga, pues ve «contradictoria» la limitación actual
G. POMARADA
cangas de onís.
Viernes, 13 de marzo 2020, 02:26
En otros lugares del planeta, los gobiernos contratan a kayakistas para explorar ríos con vistas a su aprovechamiento deportivo y turístico y el donostiarra Mikel Sarasola es uno de esos 'descubridores' con experiencia en medio mundo. Recién regresado de la Patagonia, ayer estuvo en aguas del Alto Sella, donde ratificó su opinión del «potencial desaprovechado en Asturias». Su punto de vista, y también su experiencia filmando el documental 'Misión Groelandia: mañana será tarde', iba a ser expuesto durante la Semana de la Montaña de Cangas de Onís, suspendida por la crisis del coronavirus. No obstante, el kayakista de aguas bravas aprovechó su estancia en la región para lanzar un aviso a las administraciones: «Asturias está mundialmente a la cola por ser uno de los pocos sitios en los que no se puede remar. Está prohibido en la gran mayoría de los ríos, menos en secciones con permisos pedidos con antelación». Sin ir más lejos, evidenció, en el Sella «hay tramos en los que se puede y otros en los que no». También en la comarca oriental, «el río Ponga está prohibido a pesar de ser una maravilla por la calidad de aguas y el paisaje», indicó. En el conjunto de la región, continuó, se dan además condiciones favorables y singulares, como la abundancia de cuencas con «tramos para remar» y la posibilidad de aprovechar épocas no aptas en otras comunidades.
Para Sarasola resulta «contradictorio» que una comunidad que se promociona como destino de turismo activo cuente con esas limitaciones. «Se debería regular para tener un control y que no se sature el sitio», afirmó. Ese exceso de embarcaciones es lo que percibe en el descenso el Sella, que a su parecer ha derivado en un «turismo de borrachera». «Se me cae el alma a los pies», lamentó. El kayakista, que formó parte de la Selección Nacional de Piragüismo, indicó además que los argumentos esgrimidos tradicionalmente para restringir la práctica deportiva carecen de evidencia científica. «La pesca es una de las grandes razones por las que nos tienen vetados, pero se ha demostrado científicamente que no ahuyentamos a los peces», señaló. Por ello, kayakistas y pescadores deben «convivir y compartir el río», abundó.
Conocedor de los ríos orientales, Sarasola no es ajeno a la idea de construir un canal de aguas bravas en el Güeña, infraestructura que no considera necesaria por el momento. «Es empezar la casa por el tejado, hay algunos de hasta ocho millones de euros y no hace falta gastar ahora ese dinero. Lo primero es crear la cultura en torno al río, luego ya la infraestructura», afirmó.
Con experiencia remando desde los 10 años, Sarasola se mantuvo hasta los 23 en la competición, cuando las lesiones le hicieron plantearse un «cambio de vida». Así comenzó su faceta de explorador, que le ha llevado por todos los continentes, a excepción de África. «Espero poder ir este año a Etiopía o Kenia», adelantó.
Uno de sus últimos trabajos ha estado en Groenlandia, en una expedición ideada para analizar cuatro ríos y su potencial aprovechamiento. Tres no resultaron aptos, pero un cuarto presenta condiciones adecuadas, ya que «el hielo ha retrocedido mucho» y el glaciar se encuentra ahora a «cien kilómetros de la costa». Esa experiencia plasmada en el documental, contó, es además una «reflexión» sobre el cambio climático.