«'Lo inevitable' es un sueño cumplido»

A punto está de cumplir los cincuenta el actor, director y dramaturgo asturiano José Busto, que ve hoy cómo un sueño se hace realidad. Sale a escena en el Palacio Valdés de Avilés 'Lo inevitable' (20.15 horas), una obra de la que es autor y dirige y que sube a escena a un elenco de auténtico lujo. Nueve actores dan vida a la obra que obtuvo el Premio Lope de Vega. Cris Puertas, Susana Gudín, Patricia Martínez, Paula Cuadriello, Cristina Lorenzo, Sandro Cordero, Pablo Escobedo, Félix Corcuera y Fran Sariego dan vida a una historia ambientada en Avilés. Pero es que Busto hace doblete, porque el sábado es él quien interpreta un texto suyo con más de treinta años de vida: 'El gesto imperceptible'.

-Menudo fin de semana le espera.

-No doy abasto. A raíz del Premio Lope de Vega, aquí se plantea hacer un fin de semana José Busto, con 'Lo inevitable' y con 'El gesto imperceptible', que lleva conmigo treinta años.

-¿Cómo se puede ser tantas cosas a la vez y no estar loco?

-Mi primer impulso desde que empecé fue ser actor, siempre escribí también y ocurre que mis temas los prefiero dirigir yo. Un espectáculo es actuación, interpretación, dirección, luz... Intento construir un elemento único que confronte sobre el escenario todas las facetas.

-¿Y para eso hace falta ser padre, hijo y espíritu santo?

-Claro. Es la única forma.

-Menudo elenco tiene en 'Lo inevitable'.

-Sí. Cuando estaba escribiendo, ya pensaba quién lo iba a hacer. Es trabajar con un talento desbordante y, a la vez, trabajar con amigos. Para mí, eso es muy importante.

-Esto es una superproducción.

-Es una de las cosas que más disfruto. Llevamos años sin poder ver tantos actores en escena, así que tengo la sensación de hacer algo de otros tiempos.

-¿Eso significa que se puede hacer o hay que ser muy inconsciente para hacerlo?

-Se puede hacer. Pero, cuidado, con muchas dificultades, todo el mundo está haciendo un esfuerzo especial.

-¿Qué es 'Lo inevitable'?

-Es un texto que transcurre en Avilés, que es prácticamente un personaje, en el que el detonante es la muerte de un cantautor. Siete amigos se reúnen para comprar flores o una corona para llevar al tanatorio y se lían toda la noche en un trasunto alcohólico y de drogadicción. Ahí surgen todos los conflictos universales de amor, muerte, cómo enfrentarse a la muerte, tanto la suya como la del compañero, y todas las dinámicas tóxicas del grupo van saliendo a la luz. Lo que trato de hacer es una reflexión sobre cómo vivir en un mundo en el que estás condenado a morir.

-¿Qué camino ha seguido el texto hasta llegar aquí y ahora?

-Lo escribí en 2016, lo presenté al Lope de Vega en 2018, se retrasó por cuestiones políticas en Madrid y se falló en 2019, luego vino la pandemia y hasta ahora.

-O sea, un hijo muy deseado.

-Sí. El 14 de mayo cumplo cincuenta años y es como si me hicieran un regalo: el sueño cumplido de ganar el Lope de Vega, de estrenar en casa, de trabajar con mis amigos...

-Solo le falta cumplir el sueño de que la obra funcione.

-Sí, al tener el sello Lope de Vega y este elenco espectacular, doy por supuesto que no va haber problema. Aparte de hacer bolos por aquí por Asturias, ya estamos trabajando para estrenar en Madrid.

-¿Cómo vive las vísperas de estreno?

-En otros espectáculos estoy muy cardiaco, pero, en esta ocasión, como estoy en manos de estos fenómenos, de estas máquinas de actores, estoy muy tranquilo. Son gente que resuelve. Tengo la sensación de no haber dirigido. Doy una propuesta y no necesito insistir, me conocen bien, enseguida me entienden. Es una maravilla dirigir así.

-Y el sábado es usted quien actúa. ¿Por qué volver siempre a este texto que tiene que ver con el suicidio?

-Es un texto que hice cuando tenía unos veinte años. En mi obra, el tema suicidio y muerte, cómo el ser humano se relaciona con eso, está presente siempre. 'El gesto imperceptible' nace a raíz de un texto de Sarah Kane que me impresionó tanto que empecé a escribir. Es autobiográfico y con él voy pasando etapas y volviendo a él.

-O sea, que el texto cambia continuamente.

-La base está, pero va afinando cosas, profundizando de otra forma en los detalles.

-¿Hasta qué punto el teatro ayuda al debate actual?

-El teatro no deja de ser el espejo en el que se mira la sociedad. Es un tema del que llevo hablando toda mi trayectoria. Ahora parece ser que por fin la sociedad se ha dado cuenta de que tenemos un problema muy gordo y hay que poner dinero encima de la mesa.

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