Ver fotos
Coronavirus | Los asturianos recuperan las calles y el Principado expresa su preocupación
Delegación del Gobierno hace un llamamiento a la responsabiidad y recuerda que la normativa es un alivio al confinamiento
ramón muñiz
AVILÉS.
Domingo, 3 de mayo 2020, 03:24
Tina y José Fernández son de andar 14 kilómetros y ayer al poco ya les dolían las piernas: «Se nota el tiempo parado». Al langreano Enrique Pérez sus hijos no le dejaban pisar la calle. Tiene sobrepeso, diabetes y ayer recorría el paseo fluvial «con los pies un poco hinchados de no salir; a ver si somos buenos y podemos seguir así». El gijonés Rubén Méndez madrugó para subir a la bici y a una extrañeza: «Tenía ganas de desfogar, pero me siento raro, como de estar haciendo algo mal».
Con esa mezcla de alegría y miedo se reencontraron ayer con sus calles el millón de asturianos que desde el 15 de marzo viven sin síntomas del COVID pero bajo orden de no salir más que a comprar y trabajar. Habían pasado 48 días y pico, exactamente 1.152 horas seguidas, cuando ayer, a las seis de la mañana, la región se lanzaba a una desescalada a dos velocidades.
En las 21 localidades más pobladas, por turnos para evitar aglomeraciones. De seis a diez de la mañana para adultos y deportistas, las dos horas siguientes para mayores de 70 y la salida con niños les releva hasta las siete de la tarde. De ahí a las ocho vuelven los mayores, y luego hasta las once de nuevo es turno de deportistas y paseantes. Pese al reparto, en Gijón, Oviedo y Avilés se sufrieron congestiones. Con alivio y la satisfacción de no tener que mirar tanto el reloj se avanzó en la zona rural.
Ver fotos
«Es muy distinto el pueblo a la ciudad. Aquí se está mejor», destacaban Amparo Cifuentes y Gonzalo Berjón, gijoneses a quienes el estado de alarma pilló en el núcleo riosellano de Fresno. «Aquí no hay problema, se está como Dios», bromeaba José María Solís, del pueblo de Sebreñu.
Las grandes urbes dieron la cara opuesta. A primera hora la acumulación de deportistas y paseantes hacía imposible preservar la distancia social en determinadas zonas. En Gijón, los agentes se desgañitaban en el Muro. En Oviedo los problemas se repartieron en el Parque de Invierno, el Tuero Bertrand de Montecerrao y la pista finlandesa. La ría y el parque de Ferrera en Avilés se suman a la lista.
«Es difícil guardar las distancia porque la gente va acelerando y frenando. Hay mucho deportista de primera hora», lamentaba la ovetense Isabel Alonso. «Va a ser flor de un día; mañana ya no habrá tanta», decía Juan Nicolás.
Ver fotos
«A las 7.30, cuando llegue al Muro, no se podía caminar. Lo peor es que la gente pasaba corriendo sin guardar la distancia y no te daba tiempo a apartarte. Así acabaremos con rebrote», lamentaba Roberto García. Durante dos horas y media la concentración en el paseo marítimo fue objeto de selfis, fotos y retiradas agobiadas de los más prudentes. Los agentes conminaron a evitar corros, impusieron algunas multas...pero a las ocho de la tarde volvieron a tener que batallar.
«Es una barbaridad la de gente que hay. Espero que en los próximos días la cosa se calme porque así es difícil cumplir las normas», reconocían César Veloz y Silvana Cuello, matrimonio de 42 años que pasaba la mañana recorriendo la ría avilesina.
Medidas insuficientes
Temiendo esas ansias de libertad, los ayuntamientos de Gijón y Avilés se habían preparado. En el primero, cortando al tráfico parte del Muro para dar espacio a paseantes. En Avilés, recuperando la iniciativa que en los años 50 tuvo Cecilio Oliver, regidor gijonés que puso a la Policía Local a instruir a los ciudadanos para que utilizaran cada acera entre Begoña y la plaza del Seis de Agosto para un único sentido.
Esta vez el Consistorio que rige Mariví Monteserín aconsejó a la ciudadanía ir por la acera de la derecha en las calles donde haya dos. En los accesos al Ferrera colocó carteles instando a caminar en el sentido de las agujas del reloj. Dentro los avilesinos se toparon con operarios que trataban de pintar en el suelo flechas indicativas de esa rotación, ocupando el espacio con su vehículo y quedando la pintura húmeda un tiempo. «Tenían que haberlo hecho antes porque ya es difícil transitar con tanta gente como para evitarlos a ellos», cuestionaba Verónica López.
Ver fotos
Nada fue suficiente para evitar unas aglomeraciones que inquietan. El presidente del Principado, Adrián Barbón, reconoció su «preocupación». La pandemia remite pero sigue y los muertos que se ha cobrado en la región se cuentan en número de 280. «Cualquier error, cualquier desliz, puede suponer un rebrote», recordó el presidente.
Más noticias
Más aclaraciones que multas
Los agentes eran ayer más didácticos que punitivos. Las reglas han cambiado y no había policía o guardia al que no se le acercara un ciudadano preguntando su aplicación. Los uniformados dieron parte de la situación a sus superiores. Desde la Delegación del Gobierno se reiteró un llamamiento a la «responsabilidad de la población» y se recordó que la normativa que entró en vigor «es un alivio en el confinamiento al que nos sigue obligando el estado de alarma».
El escaso margen con el que se anunció este alivio y la multitud de administraciones implicadas en su aplicación dio lugar a no pocas confusiones. En el Parque de Invierno, la Policía Nacional desalojó pasadas las nueve de la mañana el skate park y tomó los datos de los aficionados que se habían saltado el precinto para multarles. El espacio quedó reabierto a mediodía, según informaron fuentes de Alcaldía, que había permitido su uso. En los huertos urbanos, igual. La Policía Local acudió a impedir el acceso hasta que Parques y Jardines confirmó la apertura a los usuarios.
En Gijón, a las 15 horas, el Ayuntamiento comunicó la lista de núcleos rurales exentos de cumplir los tramos horarios. Avilés y Oviedo ya habían dado esa información en la víspera y la incertidumbre provocó no pocas llamadas entre las asociaciones vecinales.
Pese a ello, la de ayer fue una jornada de un reencuentro que no sabe igual. «Siempre venimos y es maravilloso, pero hoy aún más», confesaba a primera hora Elisa López, en el Paseo del Vino, a las afueras de Cangas del Narcea. Apuraba cada minuto de paseo para recordar y comparar. «Veo la naturaleza más salvaje», apuntaba. A más de dos metros de distancia, Joaquín García, también asiduo de esta ruta a orillas del río Luiña, coincidía: «Sientes una sensación que hace tiempo no sentías. Te das cuenta de muchos más detalles».
CON INFORMACIÓN DE GUILLERMO MAESE, EVA FANJUL, MARTA VARELA, GLORIA POMARADA, JUAN VEGA, JUAN CARLOS ABAD, ALEJANDRO JAMBRINA, ANDREA ARRUÑADA Y BELÉN G. HIDALGO