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Lucía Viñuela, la hija de Margarita, habló para agracecer el cariño recibido. :: FOTOS: IÑAKI MARTÍNEZ

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Lucía Viñuela, la hija de Margarita, habló para agracecer el cariño recibido. :: FOTOS: IÑAKI MARTÍNEZ

Adiós a Margarita Salas | «Tuvo que luchar mucho, no era habitual que una mujer desarrollara una carrera científica»

Lucía Viñuela, hija de Margarita Salas, agradece en Madrid las muestras de cariño hacia su madre, «una maestra»

R. CASADO/ I. MARTÍNEZ

MADRID.

Sábado, 9 de noviembre 2019, 05:20

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Pionera, referente, trabajadora incansable, rigurosa, ejemplo para las mujeres, para los jóvenes y, al final de su vida, también para los mayores por su inagotable actividad; todos los adjetivos se han quedado minúsculos para rendir tributo y recordar a la investigadora asturiana Margarita Salas, pero sobre todos destacaba ayer uno: honestidad.

Fue en el penúltimo adiós a la científica, porque durante los próximos días se van a suceder los homenajes y los reconocimientos a Margarita Salas, fallecida el jueves en Madrid a los 80 años tras una vida volcada en la investigación, desde que comenzó muy joven junto al científico Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York hasta el final de sus días, porque todavía acudía, prácticamente a diario, a su laboratorio en el Centro de Biología Molecular que lleva el nombre, precisamente, del nobel asturiano. Hasta el tanatorio de La Paz, en la localidad madrileña de Alcobendas, se acercaron ayer amigos, científicos y políticos, que elogiaron la trayectoria profesional de Margarita Salas, pero sobre todo su talla humana, y todos celebraron que ese reconocimiento le llegara en vida.

Su hija, Lucía Viñuela Salas, se propuso devolver todas las muestras de cariño que había recibido durante las últimas horas, y en unas breves declaraciones a los medios de comunicación expresó su gratitud a la sociedad por el reconocimiento unánime a la figura de su madre, a la que se ha referido como «gran mujer, científica y maestra».

Lucía Viñuela señaló que es «muy reconfortante» escuchar las palabras que dedican a su madre los científicos, sus alumnos, discípulos, sus amigos o las autoridades; «la querían y la respetaban». Dijo después que su madre fue «una mujer que luchó mucho en una época en la que no era habitual que una mujer desarrollara una carrera, y menos una científica, en aquellos años que le tocó vivir tras venir de Estados Unidos», recordaba sin apenas poder controlar las lágrimas. Y recordó como llegó a España «gracias a una ayuda que le consiguió Severo Ochoa para que pusiese en marcha la biología molecular en España».

La hija de Margarita Salas estuvo desde primera hora de la mañana acompañada en el tanatorio por la exministra de Ciencia Cristina Garmendia, presidenta de la Fundación Cotec, alumna y amiga de la investigadora fallecida, a quien se ha referido como la científica «más brillante» de la historia española. «Su trayectoria ha trascendido a nivel internacional, pero lo más importante es el impacto que ha tenido como persona; la escuela que ella ha hecho. Lo más importante no es la ciencia que hacía, sino cómo la hacía, y cómo era capaz de sacar de sus discípulos lo mejor de cada uno», recoge Efe. Lo mejor que le puede ocurrir a un científico es entrar en un despacho con muchas dudas y salir de él «sintiéndose capaz», narró Garmendia, para quien eso resume «la grandeza y la generosidad» de una persona y ejemplifica cómo era Margarita Salas.

Junto a ellas estaba también Marina Viñuela, hermana del científico Eladio Viñuela (marido de Margarita Salas, fallecido en 1999), quien ensalzado su faceta investigadora, pero también su perfil humano, el cariño que demostraba a todas las personas que la rodeaban y la predisposición constante a ayudar a los demás. «Ha sido una persona extraoridanaria, para mí fue como una madre, y tenemos que reconocer su trayectoria científica y personal». Describió la relación del matrimonio Viñuela-Salas como «un binomio total, en el que se entendían perfectamente en todo, un matrimonio modelo».

«Una mujer pionera; un ejemplo para todas, y en una época además en la que no era habitual que la mujer desempeñara una carrera profesional y científica como la suya», expresó su cuñada, quien también valoró la ayuda que le prestó Severo Ochoa primero en sus inicios y después para dar en España los primeros pasos en la biología molecular.

El ministro de Ciencia en funciones, Pedro Duque, quiso destacar los reconocimientos y homenajes que Margarita Salas cosechó antes de morir, y utilizó adjetivos como «pionera», «feminista» o «referente», calificativos a los que la ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, sumó el de «rompedora». «Rompió muchos techos de cristal», expresó a los periodistas la titular en funciones de Sanidad, quien aplaudió la aportación y la implicación de Margarita Salas con la ciencia y la investigación, «pero también con la igualdad entre hombres y mujeres» y con su tierra, Asturias. «Era asturiana e hija adoptiva de Gijón, lo que a mí me toca especialmente», dijo, para destacar el apego que la científica siempre había sentido por su tierra.

En nombre del Gobierno asturiano acudió a Madrid el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez, que entró en el tanatorio junto al alcalde de Valdés -concejo de origen de la científica-, Óscar Pérez Suárez. El consejero anunció que «dentro de dos semanas, en un acto aún por cerrar, organizaremos un homenaje a la figura de Margarita Salas en el Ayuntamiento de Valdés y este será el justo homenaje a una vida llena de tanto éxito, de tanto ejemplo y de tanto valor que nos ha inculcado a todas las generaciones de científicos que venimos detrás de ella». Sánchez definió a Salas como «una asturiana ilustre, que era un referente en el plano científico y personal, ejemplo de la defensa de la ciencia como elemento indispensable para una sociedad mejor».

Hasta el tanatorio madrileño se acercaron a lo largo de la mañana numerosos responsables políticos, institucionales y científicos, entre ellos el doctor Mariano Barbacid, el exministro y secretario general de la OTAN Javier Solana y la directora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, la científica Lourdes Ruiz.

También la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la también asturiana Rosa Menéndez, quien lamentó «el vacío» que dejan personas como Margarita Salas, para después poner en valor que su legado es el mejor ejemplo y el mayor estímulo para continuar su labor investigadora.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, expresó también el reconocimiento del mundo de la ciencia y la educación a la investigadora, y se mostró convencida de que sus valores «van a seguir impregnando el espíritu de la ciencia y de la investigación madrileña». Todas las autoridades y científicos que ayer pasaron por el tanatorio se mostraron convencidos de que la memoria de Margarita Salas va a perdurar en el tiempo y de que su nombre va estar muy visible siempre en todos los centros de investigación y laboratorios españoles, porque ha fallecido -señalaron- una pionera, una referencia de la ciencia y una persona honesta.

Poco antes de las tres de la tarde se celebró en el tanatorio una ceremonia privada en la que la familia despidió a Margarita Salas, cuyos restos fueron a continuación incinerados. Reposarán en la capital de España junto a los de su marido, Eladio Viñuela. El binomio investigador vuelve a encontarse, y juntos serán recordados para siempre en las páginas más brillantes de la investigación científica española.

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