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I. RIMADA

Desescalada | «Tengo muchas ganas de ir de compras»

Largas colas ante los centros comerciales de la región en el inicio de la fase 2

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Lunes, 25 de mayo 2020, 14:15

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Asturias forma parte del 47% del territorio nacional que hoy ha entrado en la fase 2 de la desescalada. Un paso más hacia lo que se ha venido a denominar la 'nueva normalidad'. Con temperaturas en torno a los veinte grados, no han sido pocos los asturianos que han aprovechado la jornada para disfrutar de ese poco más de libertad que permite esta nueva fase como, en el caso de los adultos menores de 70 años, salir a la calle en cualquier momento sin tener que atenerse a las franjas horarias que regían hasta ahora (eso sí, evitando los dos tramos reservados a los mayores de 70, el que va de las diez a las doce de la mañana y el de seis a siete de la tarde) o incluso darse un baño en la playa. Sin duda, los hechos más destacados fueron la apertura de centros comerciales y de algunos negocios de hostelería que hasta el momento no habían podido o querido abrir. Ahora, poder sumar hasta la mitad del espacio interior al aforo permitido en la terraza ha animado a más hosteleros a levantar la persiana. Los propietarios de bares y cafeterías que hoy por fin sí se han animado a abrir lo han hecho con optimismo y ganas de recuperar la normalidad. Coinciden en apuntar que no se atrevieron a retomar la actividad antes por «miedo» y todavía sienten que se están acostumbrando a todas las medidas de prevención que han visto durante la fase uno en otros locales.

Beatriz Ruso, de la Cafetería Coral de Avilés, se sentía hoy más segura de dar el paso: «De haber abierto antes y no haber venido buen tiempo, habrían sido más las pérdidas que las ganancias», reflexionaba a media mañana.

Con prudencia se tomaron también la vuelta Tomás Hernández y Ángela González, vecinos de Oviedo, que consideran que salir el lunes pasado a tomar algo «era muy precipitado». Sentados en la terraza de la cafetería Antares, del barrio de Pumarín, con otros dos amigos, confesaban que «hoy es el primer día que nos atrevemos. Nos sentamos a tomar un vino y la verdad es que estamos encantados. Estos dos meses han sido muy largos, pero la espera valió la pena».

En los centros comerciales (abiertos al 40% de su aforo), los clientes no se hicieron esperar. A las diez de la mañana ya había gente aguardando para entrar. Fue lo que ocurrió en Parque Principado, donde se formó una enorme cola en la que decenas de personas esperaban manteniendo la distancia de seguridad y portando mascarillas, como es obligatorio desde la semana pasada allí donde no se pueden garantizar los dos metros de separación. Encabezando la fila estaba la francesa Natasha Estupar, que desde las nueve aguardó paciente para «dar una vuelta y ver lo que hay». «Después de tanto confinamiento tengo muchas ganas de ir de compras», comentó. Seguridad reforzada, hidrogel en las entradas, máquinas dispensadoras de equipos de protección individual y caminos señalados con grandes pegatinas en el suelo fueron algunas de las novedades que se encontraron los clientes, a las que se confesaron «ya acostumbrados». La zona de restauración se mantuvo bajo mínimos, con tan solo unos pocos establecimientos preparándose para la apertura al mediodía.

En el centro comercial de Los Prados no todas las tiendas se han animado a abrir pero varias de las que lo hicieron contaron con colas en sus exteriores.

A las nueve y media abrían las bibliotecas de Mieres. «Hubo mucha actividad esta mañana, como unas cuarenta personas a devolver y a sacar más libros», cometaban sus resposables. En la que se encuentra la Casa de Cultura Teodoro Cuesta había dos personas, César Eloy Fernández y César Menéndez, controlando los accesos a la primera planta de la instalación. «De momento estamos abiertos hasta las doce y, por la tarde, de 16.30 a 19.30», señalaban. Compaginan la vigilancia -es obligatorio el lavado de manos y que se acceda con mascarillas- con la instalación de las pantallas de protección para el personal municipal. «La gente tenía los volúmenes en casa desde el inicio del confinamiento y hoy aprovecharon para llevarse nuevos». Lo que permanece todavía cerrado es la sala de exposiciones y la de lectura.

Los hosteleros ya pueden abrir al público el interior de sus locales para un aforo al 40% de su ocupación, que se ampliará hasta el 50% en el momento en que se publique la correspondiente orden en el Boletín Oficial del Principado (BOPA). Aunque hay algunos clientes reticentes y muchos que, en jornadas soleadas como ésta, prefieren ocupar una mesa en la terraza, al menos en Gijón sí se vio cierto movimiento en el interior de los locales. «Como tengo las mesas bien separadas, no hay problema. La gente no tiene miedo porque hay suficiente distancia», comentaba Ángeles Riesco, gerente de Geli Zarracina. Eso sí, habrá quien eche de menos la barra. Es lo que cree Eric Rionda, propietario del Malauva: «los gijoneses somos muy de tomar algo de pie, rápido, en la barra».

Los restaurantes Casa Baizán y el Mamaguaja se estrenaron con comensales en el interior. Enrique Pereda y su padre, del mismo nombre, fueron a comer al primero. Viven por la zona y son clientes habituales: «Teníamos muchas ganas de poder volver», señalaron. Por su parte, Diana Carvajal y Darío Piquero reservaron mesa en el Mamaguaja después de más de dos meses sin poder hacerlo. «Creo que la gente ya tiene ganas de normalización. Pienso que no tendrán miedo de entrar en los locales», apuntó Piquero.

El que estaba abarrotado era el Terra Sidra, que, al carecer de terraza ofreció el menú del día dentro. «Siguen perfectamente los protocolos, así que no tiene por qué pasar nada», apostilló Isabel Lavandera, cliente de este establecimiento que comía junto a tres familiares.

Oriente

Por el Oriente de Asturias, aunque menos animado que el fin de semana, también se apreció una buena afluencia de gente en las terrazas y paseando por las playas. La mayoría de los hoteles continúan cerrados, a falta de que se permita la circulación de personas entre provincias. Eso sí, desde este fin de semana están notando un repunte en las reservas para el verano, según explicó José Alberto Concha, portavoz de la junta local de Otea en Llanes y dueño del Hotel Don Paco. Los empresarios piden responsabilidad a las administraciones con aquello que les toque gestionar para que el cliente tenga confianza y a éstos, responsabilidad para cumplir con las indicaciones.

En la playa de La Espasa, en Caravia, Isabel González disfrutaba esta mañana del bueno tiempo con sus hijos Alejandro, Borja y Adrián. Son de Oviedo y han alquilado una autocaravana con la que han recorrido ya parte de la región. Ayer estuvieron en Villaviciosa. Hoy, en Caravia, aprovecharon para comer, pasear y jugar un poco en la playa. Su idea era ir a Llanes pero recibieron información de que no se puede bajar a la playa y «no sabemos muy bien qué hacer. La verdad es que hay cierta confusión con todo esto. Deberían aclararlo mejor», opina González.

Occidente

En el occidente, muchos locales permanecen abiertos desde el fin de semana, cuando se suavizaron las reestricciones en municipios de menos de 10.000 habitantes y con poca densidad de población. Los que han abierto hoy por primera vez, todavía tienen muchas dudas y captan un ambiente «enrarecido». «Hay mucha confusión, tienes que explicar que no pueden ir a la barra, que solo se atiende en mesa», señala Eduardo Fabero, de la sidrería naviega La Magaya, quien reconoce que «echamos de menos la naturalidad en el trato». La afluencia de clientela este lunes ha sido escasa, dentro de lo esperado en un día laborable. Eso sí, miran al fin de semana con optimismo, para empezar a «coger ritmo». La agenda empieza a llenarse reservas y esperan instalar esta semana su terraza en el parque Ramón de Campoamor, dentro de la propuesta del Consistorio naviego de convertir la villa en una gran espacio de consumo al aire libre.

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