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Hace cien años, toda la ciudad se conmocionó. Toda, pero en especial el barrio alto, «sabido que su vecindario se compone muy particularmente de gente ... de mar. Y así se veía en los muelles muchísimo público, interesándose sobre lo ocurrido». Que no era bueno: había llegado a Candás un buque con tripulantes del 'Áncora número 3', destruido por completo en alta mar, mientras se hallaba a la costera del bonito, produciendo varios muertos y otros tantos heridos. Posteriormente se sabría, según contamos en EL COMERCIO, «que en dirección a Gijón, y conduciendo un muerto y un herido, caminaba un buque pesquero que acudiera en auxilio de los náufragos».
Llegó a las diez menos veinticinco, al muelle de Fomento, «en la llamada Punta de los Conejos». A bordo del buque 'Carmen', de matrícula de Cangas, llegaron el cadáver de Casimiro Bilbao, pixueto con residencia en Gijón, «teniendo dos hijas sirvientas en casa de los señores de Ojeda, copropietario del buque siniestrado», y Felipe Carbajal, herido, también de Cudillero, quien «sufría contusiones en diferentes partes del cuerpo, erosiones en la cintura y quemaduras en el pie izquierdo». El buque de rescate, propiedad de Juan Cuesta, «salió de Candás a la madrugada, para dedicarse a la pesca del bonito», encontrándose, hacia las dos de la tarde, «a unas 40 millas al N.N.E. de Peñas, lugar en que estaban otras embarcaciones, entre ellas el 'Áncora número 3'».
Fue entonces cuando explotó la caldera de aquel buque. Muy violentamente, «fue lanzada el aire, y, al caer, a poco lo hace sobre el 'Carmen', que era el más próximo. Se vio enseguida hundirse el vapor, y los tripulantes hacían grandes esfuerzos por mantenerse a flote, cogiéndose a astillas algunos, y otros a un gran trozo de la parte de popa, que quedaba sobre las aguas». Una absoluta catástrofe. No quedó nada que pudiera salvarse del 'Áncora', y de la tripulación, que componían 20 hombres, solo se salvaron 7: el que llegó a Gijón y otros seis que, a bordo del vaporcito 'Bohemia', habían sido los que llegaran a Candás horas antes, portando la funesta noticia. La mar se tiñó de luto.
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