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Arantza Margolles
Sábado, 22 de julio 2023, 00:47
Tres años después del 'boom' de 'Astures', la historia de Gijón seguía llenando páginas. Hace cinco lustros le tocó el turno a 'Gijón antes de Gijón', escrito por el prehistoriador Adolfo Rodríguez Asensio y la arqueóloga María Noval Fonseca. En él, según contábamos en EL COMERCIO, se aseguraba que los primeros pobladores de la ciudad habían llegado hacía 100.000 años. «Las piedras no hablan», aseguró en la presentación de la publicación, en el Ayuntamiento, Asensio, «pero guardan celosamente una preciosa información». Y piedras, en aquellos tiempos en los que tanto se remozó Gijón, había muchas, procedentes, «en su mayor parte, de los desmontes realizados en la ejecución de importantes obras públicas como la ronda sur».
Editado por Silverio Cañada y la Gran Enciclopedia Asturiana, el libro era, según dijo aquel día Álvarez Areces, alcalde de Gijón, «una parte más del apoyo municipal a las investtigaciones arqueológicas en el concejo y de 'la pasión por el conocimiento y la cultura'». Las investigaciones de Asensio llevaban a asegurar que era hacía 100.000 años cuando se databan las primeras evidencias de grupos humanos asentados en la zona que posteriormente denominaríamos 'Gijón'. Herramientas, sobre todo, como raederas, hachas o piedras talladas que habían ido apareciendo en todas las obras de infraestructura de Gijón.
Un ajuar rico y abundante, en palabras de Noval, quien «pidió a la administración que mantenga y aumente el apoyo a las investigaciones arqueológicas», tal y como hasta la fecha había hecho el Consistorio gijonés, «ejemplo de compromiso en esta línea de apoyos institucionales». La arqueología, qué duda cabe, estaba de moda. Y no fue aquel el último asalto, porque unos meses después saltaría la noticia bomba: en Borines, en una cueva, se habían descubierto restos que podrían corresponder a varios individuos de Neanderthal. En aquel caso, eso sí, la Universidad de Oviedo y la Consejería de Cultura quedaron al margen del tratamiento de los primeros hallazgos, y, junto a la buena nueva, también estalló la polémica. Pero eso, a su tiempo.
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