El hombre que rescata gatos en la soledad de Fukushima
Jueves, 4 de marzo 2021, 14:43
Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
Reuters
Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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Sakae Kato se quedó atrás después de que todo el mundo huyera ante el desastre nuclear en Fukushima para ayudar a los animales abandonados ante la estampida de la población. En la soledad de una localidad arrasada y desértica, se afana en rescatar gatos «Quiero asegurarme de estar aquí para ocuparme del último. Después de eso quiero morir, ya sea un día o una hora después«, explica. En su aislado hogar viven 41 mininos. En su jardín reposa el cadaver de otros 23
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