El humo del tabaco en las terrazas eleva el riesgo de contagiarse por coronavirus
Los médicos indican que las gotas respiratorias de los fumadores llegan más lejos y que el peligro es mayor al tocarse «entre 15 y 20 veces» la cara
ELENA RODRÍGUEZ
GIJÓN.
Viernes, 29 de mayo 2020, 03:05
«Siempre es un buen momento para dejar de fumar. Pero ahora, más». Lo dice el jefe del servicio de Neumología del Hospital San Agustín de Avilés, Manuel Martínez Muñiz, cuando hay que seguir extremando los cuidados para evitar contagiarse por coronavirus. En plena desescalada y con la apertura de los negocios hosteleros con limitación de aforo en Asturias, hace una advertencia: el humo del tabaco en las terrazas eleva el riesgo de contagio de la COVID-19. Y el peligro de infección -más si hay clientes próximos- es doble: para el fumador y para quien no lo es.
En primer lugar, el fumador puede infectar a los demás por varias razones: «Porque, al expulsar el humo, éste llega más lejos que cuando hablamos y, por tanto, las gotitas respiratorias que emitimos y que pueden contener carga viral y ser altamente contagiosa, también». «Además -prosigue-, no llevan puesta la mascarilla, con lo cual esta medida de protección desaparece» si no hay una distancia de seguridad de dos metros entre personas.
A la falta de mascarilla alude también su compañero José Manuel Iglesias, responsable de la Unidad de Deshabituación Tabáquica el área IV (Oviedo), en el centro de salud de Ventanielles, para alertar de los peligros de contagio para los fumadores. «Se llevan la mano continuamente a la cara. Tocan el cajetilla, ceniceros, la mesa en la que toman una consumición... Entre 15 y 20 veces acercan la mano a las proximidades de la boca cuando pueden haber estado en contacto con superficies contaminadas».
Noticia Relacionada
Segundo día sin contagios en Asturias y un nuevo fallecido
Porque ésta es otra circunstancia que hay que tener en cuenta: «Las gotas que se depositan en una superficie -ya sea metálica, de madera o de cristal- pueden durar hasta tres y cuatro días. De ahí, la importancia de desinfectar rápido. En nuestro campo, es lo que se conoce como tabaco de tercera mano. Las sustancias cancerígenas de los cigarrillos de aquellos que fuman siempre en el coche o en el bar quedan depositadas en las superficies», advierte Martínez Muñiz. «Y, por supuesto, el riesgo es muy alto si se comparten cachimbas o porros», agrega Iglesias.
Campaña hacia los jóvenes
Hasta aquí, la fase previa. En el supuesto de que se produjera un contagio, tanto ellos como los compañeros de la Sociedad Asturiana de Patología del Aparato Respiratorio (Asturpar) son claros: «Los fumadores tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas graves en caso de verse afectados por la COVID-19» y niegan con rotundidad que la nicotina proteja contra la enfermedad, como señaló «un estudio sin base científica alguna».
Para tomar conciencia, aportan datos de estudios serios. «Los fumadores son dos veces más propensos a tener síntomas más severos de COVID-19, y son aproximadamente 2,4 veces más sensibles a ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos, a necesitar respiración asistida o a morir, comparado con los no fumadores», apunta el responsable de la unidad de Deshabituación Tabáquica del área IV.
Como recuerda el jefe del servicio de Neumología del San Agustín, que «la COVID-19 es una enfermedad infecciosa que ataca principalmente a los pulmones. El tabaquismo deteriora la función pulmonar, lo que dificulta que el cuerpo luche contra ésta y otras enfermedades no transmisibles (cardiovasculares, cáncer, algunas respiratorias y diabetes). Son sus mensajes en vísperas del Día Mundial sin Tabaco (el próximo domingo, día 31). En esta ocasión, la Organización Mundial de la Salud (OMS) centra su campaña en «proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria tabaquera» 'vendiendo' productos que, indican, no son más saludables (cigarrillos electrónicos, el dispositivo IQOS o las pipas de agua).