La aventura americana de unos jóvenes

Regresaban el 2 de agosto y, al día siguiente, LA VOZ publicaba la foto del grupo (aunque no aparecen todos los viajeros) y la conversación que Julián J. Soto mantuvo con un grupo de ellos. El azar, al menos eso asegura, quiso que Joaquín Fernández, Ángel Rodríguez, Esteban Ruisánchez, Francisco Camino y Ramón Fernández resuman la experiencia. Aseguran que fue «muy buena», si bien el inglés de Estados Unidos es diferente al de la Gran Bretaña. Se entendieron sin grandes problemas con la familia, aunque no se niega el uso ocasional de las señas en momentos puntuales.

Lo que más les llamó la atención, fue su forma de vida. Esperaban que viviesen en las ciudades, pero observaron que se decantaban más por los espacios rurales, poblaciones más pequeñas mientras acudían a las urbes para trabajar. También les sorprendió el gran tamaño de los coches, de las motos y de las casas. En resumen, «lo bien que viven».

En su trato con los jóvenes americanos no encontraron grandes diferencias respecto a la juventud española. Destacan que son buenos compañeros, abiertos y que no dudan en presentarles a otras personas, «aunque sólo fuésemos a estar cinco minutos con ellos».

Aseguraban que el viaje les sirvió para mejorar el inglés. Además de las clases recibidas en el instituto, también fueron a reuniones específicas para preparar el intercambio que tuvieron con familias de «clase media-alta» y que fue una experiencia inolvidable para todos ellos, como lo demuestra el artículo que este año publicó Fernando Ovies, uno de los participantes, en la revista de 'El Bollo'.

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