El Sindicato de la Aguja cose para los necesitados
Dedicadas, abnegadas y solidarias. Así eran, según decía EL COMERCIO de hace hoy un siglo, las 'sindicalistas de la Aguja', modistas de profesión y, desde hace meses, también voluntarias del cosido para los más pobres. A lo largo de los últimos meses, las modistas se habían venido reuniendo en el Centro de Acción Social «para confeccionar personalmente lo que habían de distribuir más tarde entre las personas necesitadas, esmerándose, como es natural, en hacerlo según lo requiere su fama». Es decir, gratis, pero, además, bien. Y personalizado, porque su obra también incluía el reparto casa por casa, averiguando así, «personalmente, lo que habría de ser más útil, a fin de que la labor distributiva resultara justa y práctica». El proyecto saltaba ahora a nuestras páginas después de que en el comercio del señor Gil, en la calle de San Bernardo, se comenzasen a exponer las confecciones solidarias, con el fin de animar a más costureras a ayudar a quienes «solo conocen de la vida el aspecto sombrío y triste, enturbiado por las lágrimas que arrancan la miseria y el dolor». Una labor encomiable.