El abad de Covadonga encomienda «al buen Dios y a nuestra madre, la Santina», el alma del Papa Francisco

Pocas veces las campanas de la Basílica de Nuestra Señora de Covadonga han tañido a difunto con tanta tristeza en el ambiente como hoy, por el fallecimiento del Papa Francisco. En el santuario por antonomasia de Asturias se están estudiando ahora mismo las medidas a adoptar durante los próximos días, ante la previsible afluencia de fieles que acudan a Covadonga a rezar por el alma del Sumo Pontífice y por el futuro de la Iglesia, entendida como comunidad humana.

El abad de Covadonga, David Cueto, acaba de mostrar su pesar y su sorpresa por la muerte del Papa Francisco, después de que ayer mismo el Pastor de la Iglesia Universal aún tuviese una jornada intensa tanto en lo referente a su labor pastoral, con su aparición en público en la Plaza de San Pedro en un día tan señalado para los católicos como el de la Pascua de Recurrección, como en lo político, con la recepción al vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance, en un encuentro que tuvo más de orientación ética que de diplomacia.

David Cueto indicó a este periódico que «sabiendo que su salud estaba muy delicada, a mi me ha cogido esta mañana de sorpresa la noticia del fallecimiento del Santo Padre, sobre todo habiéndolo visto ayer en la celebración, y saludando a los fieles. Es una noticia triste. Hemos perdido a un Papa y lo encomendamos al buen Padre Dios y por supuesto a nuestra Madre, la Santina, a la Virgen. Le pedimos que lo acoja con bondad en su seno y que lo lleve al seno del Padre. Y ahora pedimos también por la Iglesia, porque ahora se inicia un proceso y la Iglesia, expectante, espera un nuevo Papa que siga gobernando y guiando a esta Iglesia».

A las 17 horas del lunes se reazará un rosario por el eterno descanso del papa Francisco y toda la tarde y el martes cmpleto la Santina llevará el manto negro.

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