Multas en la playa que pueden alcanzar los 3.000 euros

750 euros por orinar en la playa. Este anuncio del alcalde de Vigo el pasado mes de junio abrió un intenso debate, no solo sobre el impacto ecológico del pis en el mar, sino también sobre cómo se ejercería el control sobre los que cometiesen tal infracción.

Gijón ya lo contempla en su normativa como falta leve. El artículo 51 de la Ordenanza Municipal de Residuos e Higiene Urbana de Gijón publicada en el BOPA el 7 de septiembre de 2020 advierte: «Se prohíbe la evacuación fisiológica en el mar o las playas». En ese mismo artículo es donde también se recoge que «queda totalmente prohibido arrojar a la playa o al agua del mar cualquier elemento, sustancia, producto o material ajeno al medio natural, y que produzca cualquier tipo de contaminación física, química y/o biológica, además de estética, o poner en peligro la salubridad y seguridad pública (vidrios, objetos punzantes, etc.)». La sanción, al igual que en Vigo, puede llegar a los 750 euros.

Este mismo mes de julio entraba en vigor en Barcelona la prohibición de fumar en todas las playas de la capital. En su anuncio, el pasado mes de abril, el Ayuntamiento citaba una directiva europea, que señala que los filtros de los cigarros, que contienen plástico, son algunos de los residuos de mayor presencia en los arenales. La multa es de 30 euros en caso de reincidencia.

Estas son algunas de las acciones sancionables que se regulan a través de las ordenanzas municipales y también de la Ley de Costas 22/1988, pero hay muchas más, algunas muy curiosas y seguramente también desconocidas.

Usar jabón y champú para ducharse en las playas está prohibido en todos los arenales españoles por cuestiones ecológicas y en algunos puntos del país también es sancionable hacerlo dentro del mar. La multa puede llegar a los 750 euros.

Es la actividad que más niños practican en la playa pero algunos municipios parecieron prohibirlo, al menos por unas horas, con multas que llegaban a los 500 euros. Una medida surrealista que provocó que las localidades tinerfeñas de Arona y de Villa de Arico fueran el punto de mira de muchos españoles. Ante tal situación, los respectivos alcaldes tuvieron que enviar sendos comunicados desmintiendo esta prohibición aunque puntualizando: «Sí existe una normativa en lo que se refiere, no a la realización de los habituales castillos infantiles, sino en el caso de grandes estructuras de arena, como esculturas, que se ven en muchas playas y que, en la mayoría de casos, van ligadas a la solicitud de dinero, para lo cual se produce la ocupación de espacio público que, además, se ve seriamente deteriorado».

Jugar a las palas dentro del agua sí está prohibido en Benidorm. El golpe al bolsillo puede ser desde los 700 a los 3.000 euros.

Vecinos con la música a tope en la playa. Una escena muy típica en cualquier playa que complican a muchos la siesta en la toalla o la tumbona. Hay muchos ayuntamientos en las zonas costeras españolas que prohíben el uso del altavoz con multas que rondan los 700 euros, y podrían aumentar para aquellos que cogen el gusto a la infracción y repiten.

El pasado verano, sin ir más lejos, la Policía Local de Chipiona, en Cádiz, protagonizó una campaña en redes para evitar la contaminación acústica en las playas de la localidad. Valencia se sumó a ello recomendando el «uso de auriculares».

Este tipo de aparatos están prohibidos en las playas de Murcia y Cartagena y en Cantabria.

La ocurrencia de hacer una barbacoa en la playa puede suponer una multa de hasta 3.000 si no se pide autorización, necesaria en la mayor parte de los casos, a la policía.

Dormir en la playa también puede salir caro. En varias regiones, pasar la noche durmiendo en la playa o acampar en ella está completamente prohibido y puede suponer una multa de hasta 1.500 euros.

Esta práctica puede costar hasta 750 euros si lo haces en las playas no nudistas.

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