El músculo sanitario de Asturias frente al virus

Así lo constata un informe del Ministerio de Sanidad que acaba de ver la luz, elaborado con los datos facilitados por el Ejecutivo autonómico y fechado el pasado 8 de mayo, cuando la región -hoy en fase 2- se disponía a avanzar a la fase 1 de la desescalada.

En aquel momento, el Gobierno de Pedro Sánchez ya calificaba de «bastante favorable» la «situación epidemiológica de Asturias», con una incidencia acumulada en los siete días anteriores «de 0,17 casos por 10.000 habitantes y una sola persona fallecida en ese periodo».

En el momento de esa foto fija, la ocupación diaria de camas de agudos era de un 68% y la de camas de UCI, de un 29%, lo que dejaba «una reserva importante disponible». Y eso, sin contar con sus «dos centros no sanitarios en disposición de medicalizar, con 204 camas más». Una reserva que podría llegar a incrementarse hasta las 3.827 camas de agudos (con lo que se alcanzaría la tasa de 3,8 por 10.000 habitantes, por encima del umbral mínimo exigido) y las 158 camas de UCI, hasta alcanzar el umbral mínimo de 1,5 por 10.000 habitantes.

Siguiendo con las fortalezas, también se apunta el arsenal contra el COVID-19. Y, en este punto, el informe señala que en esa semana del 30 de abril al 5 de mayo no se había producido ninguna rotura de stocks y ya se garantizaba «tener asegurado el suministro de material básico en caso de rebrote».

En cuanto a las pruebas, Asturias presenta uno de sus escasos flancos débiles, porque únicamente se realizaron PCR al 14,3% de los casos sospechosos, en las que la tasa de positividad fue solo del 0,3%. O lo que es lo mismo: solo dos positivos. Y añade el ministerio de Salvador Illa que «la capacidad total máxima diaria» que podía alcanzar la comunidad en ese momento era de entre 3.000 y 3.500 pruebas PCR. Así que advierte de que «el compromiso de llegar al 80-100% de PCR a sospechosos identificados desde Atención Primaria requiere un esfuerzo organizativo importante al que es necesario hacer seguimiento».

Y nada de eso sería posible sin el personal, al que se sumaron importantes refuerzos. Exactamente, se contrataron 1.969 profesionales para hacer frente a la pandemia en primera línea (1.635 para el ámbito hospitalario y 334 en Atención Primaria, 183 de ellos para refuerzo en los centros sociosanitarios). Traducido a porcentajes: «Se ha reforzado en un 10% la plantilla de Atención Primaria y en un 11,8% la hospitalaria». Y, además, el ministerio recordaba que el Principado «estaba en proceso de contratar a 42 residentes de Medicina Familiar y Comunitaria», además de recomendar «seguir con especial atención la suficiencia de recursos de Salud Pública disponibles para apoyar el estudio de los contactos», con la contratación de entre 30 y 40 personas.

Pero eso no es todo, porque el Gobierno aplaude también la «importante reorganización para prevenir y controlar los brotes» en las 237 residencias de mayores públicas y privadas (de las que 18, el 7,5%, habían tenido casos), «que seguirá activa», y las «medidas específicas para la atención a la población vulnerable y el abordaje de las barreras de acceso a los servicios públicos, retomando el trabajo social, apoyando las redes comunitarias y formando equipos sociosanitarios en cada área». Puntos a favor como contar con la residencia de estudiantes de Mieres para quienes no pueden realizar el aislamiento domiciliario: 102 camas con una ocupación del 3,9%.