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Dice el refrán que todos los caminos conducen a Roma, pero tras la muerte del Papa Francisco es posible que muchos de esos mismos senderos, tocados ahora por la magia celestial y el azar de la lotería, lleven también al 88235, el número que Jorge Mario Bergoglio tenía como socio de su querido San Lorenzo de Almagro, en Buenos Aires. Amante confeso del fútbol y 'cuervo' (nombre con el que se conoce a los hinchas del San Lorenzo) desde 'chiquito', el Papa no perdía oportunidad para dejar constancia de ese otro amor que profesaba allende los mares. No es casualidad que durante su mandato se incorporara a los Museos Vaticanos una gran vitrina con camisetas de la selección argentina campeona del mundo, la de su San Lorenzo del alma y de la escuadra italiana. Una rara avis para un museo sacramental.
El 88235 saltó a la popularidad a las pocas horas de que el Papa dejara este mundo. Muchos argentinos vieron en esa cifra un mensaje divino al unificar la edad del Papa el día de su muerte (88 años) y la hora de su fallecimiento en Argentina (las 2.35 horas). Todas esas 'divinas circunstancias' convirtieron al 88235 en el más buscado en las oficinas de lotería del mundo, también en España.
Pero quienes intenten hacerse estos días con el bendito número darán en hueso. La gloria del 88235 queda reservada para unos pocos elegidos, los vecinos de Blanes, en Girona, una de cuyas tres administraciones de lotería (la 1) es la que tiene todos y cada uno de los billetes con los ansiados dígitos. Cuenta Marcel Solé, su dueño, que «tenemos este número desde hace más de 40 años». –«Pero, en ese entonces, Francisco no era Papa...», le apuntamos con algo de desconcierto desde EL COMERCIO. «Es cierto», responde Marcel. «Era un número habitual de la administración desde que la regentaba mi abuelo, Jaime, y luego, mi padre, Marcel. La suerte ha querido que con el tiempo se diera esta bendita coincidencia», abunda.
Echando la vista atrás, Marcel recuerda que cuando Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, «un diario deportivo nos llamó y nos dijo que el 88235 era el número del Papa como socio en su club de fútbol, allá en Buenos Aires». A los pocos días, «se vendió toda la serie (cien décimos), que tiene ahora más de 80 fieles abonados», calcula.
La Administración número 1 de Blanes (localidad con unos 48.000 habitantes) es la única de España que dispone del 88235 y tras la muerte de Francisco «nos han llamado desde muchas partes del mundo para ver si lo podían adquirir, pero no tenemos ningún décimo para vender, están todos abonados aquí en el pueblo», afirma, aunque anima a «intentarlo para Navidad». –«¿Pero hay alguna peña argentina o de San Lorenzo en Blanes?», insistimos desde el decano: «Hay algún que otro argentino, pero los que tienen el número reservado es casi todo gente de aquí, yo incluido», confiesa.
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires en 1936 y desde niño se convirtió en un forofo seguidor de fútbol acompañando a su padre al Gasómetro para animar al San Lorenzo. Las chanzas con su eterno rival futbolístico, el Huracán, formaban parte del folclore en la plaza del Vaticano siempre que había un grupo de argentinos cerca. Tal fue su relación con San Lorenzo que el nuevo estadio que la entidad deportiva está construyendo en Buenos Aires llevará su nombre. El Papa lo autorizó en vida, por lo que quedará para siempre ligado al barrio de Boedo, en Argentina, y otro poco, a Blanes, en Girona. ¡Ah!, Marcel recuerda que el año pasado «salió premiado el número anterior y el siguiente al 88235». Habrá que mantener la fe a la espera del Gordo papal.
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