Las pertenencias de los fallecidos esperan en una habitación

En la residencia pública de Grado, estos días de hospitalillo las habitaciones tienen las puertas abiertas. Todas menos una. En ella están las pertenencias de los 21 fallecidos por COVID-19. En condiciones normales, «se habrían entregado a las familias el mismo día del fallecimiento», pero la pandemia ha convertido la anormalidad en la condición habitual, con despedidas en soledad. Una soledad que ha llevado a muchos usuarios del centro a mostrar «su enfado, decían que estaban como en un cárcel», ya que «no se les permitía salir de las habitaciones», unas que «no eran las suyas. Es como si te sacan de tu piso y te meten en el del vecino. Sin tus cosas, solo con una bata y un pijama». Los que han vivido la Guerra Civil «dicen que ha sido igual. Solo que esta vez, en lugar de con armas, te matan con virus».