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Arriba, Fermín Navarro, Manuel Diz, Germán León, Miguel Fernández y Alejandro Gómez. Debajo, Alejandro Camanzo, junto con el proyecto que están desarrollando. UNIVERSIDAD DE OVIEDO

Próxima parada: las cuevas de la Luna

Investigadores de la Universidad de Oviedo diseñan una antena que puede funcionar en el interior de las cavidades del satélite de la Tierra

Ana Ranera

Gijón

Miércoles, 24 de abril 2024, 02:00

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Los científicos no tienen límites y por eso ahora se proponen alcanzar hasta los confines de la Luna. Un grupo de investigadores de las universidades de Oviedo y Vigo, junto con personal de la empresa Eosol Ingeniería, desarrollan el proyecto Antennas for Underground Communications. El objetivo de esta iniciativa es proporcionar a la Agencia Espacial Europea (ESA) el diseño conceptual de una antena de comunicaciones que pueda funcionar en el interior de las cuevas de la Luna.

Se trata de una propuesta muy ambiciosa, que acaba de someterse con éxito a ensayos técnicos en el campus de Ourense, donde se probó su capacidad de resistencia a las temperaturas y vacío que hay en el espacio. Y esta primera respuesta positiva que recibieron en Galicia da esperanzas y permite imaginar que pronto estos aparatos se adentrarán en las cuevas de la Luna, unos lugares que despiertan la curiosidad después de que fueran identificadas varias entradas a tubos de lava paralelos al suelo y de grandes dimensiones.

Las agencias espaciales quieren explorar estas cavidades, sobre todo, de cara al establecimiento de futuras bases humanas en el satélite de la Tierra, pues «podrían ser un lugar muy bueno para estar protegidos de la radiación, que impacta en el cuerpo de los astronautas, y porque las temperaturas en su interior son relativamente más estables que en la superficie, donde hay muchos grados de diferencia del día a la noche».

«Podrían ser un lugar muy bueno para estar protegidos de la radiación y para tener temperaturas estables»

Y, precisamente teniendo en cuenta lo hostil del territorio lunar, el proyecto Antennas for Undreground Communications, que terminará en junio de este año, aborda el diseño de las antenas sabiendo que se enfrentarán a unas circunstancias desconocidas. Además, también se prevé que sean cuevas más grandes y con superficies más regulares que en la Tierra, debido a que allí la gravedad es menor.

Con este panorama, a lo largo del desarrollo de este proyecto, los investigadores analizaron las posibilidades de comunicación en estas cuevas, teniendo en cuenta sus posibles características, pero también las características del rover y de la ubicación de la antena en él. Por eso, una vez hecho el diseño de la antena, las primeras pruebas se llevaron a cabo en Lanzarote en mayo y posteriormente en una cámara nicoica para ver su comportamiento electromagnético. El último paso tuvo lugar la semana pasada en Ourense, donde se realizaron los ensayos técnicos necesarios «para comprobar que la antena se comporta igual en todo el rango de temperaturas que se espera que enfrente en el espacio». Se probó incluso sometiéndola a temperaturas extremas, desde menos 20 grados hasta 60 positivos. «En esta parte del proyecto lo que tenemos que hacer es medir la antena en un entorno vacío y una temperatura cambiante», explicó Germán León, profesor del área de Teoría de la Señal y las Comunicaciones de la Universidad de Oviedo. «Por ahora va todo bien. La respuesta es positiva», se enorgulleció el investigador.

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