Asturias y la obesidad: la otra pandemia
Los informes del Ministerio de Consumo sitúan a la región a la cabeza del país en una enfermedad cuyas consecuencias van mucho más allá de la estética
El Día Mundial de la Obesidad pone el acento sobre una enfermedad que padecen más de 650 millones de personas alrededor del mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (Oms) y que cada día afecta a más menores. El Gobierno ha encomendado al Ministerio de Consumo la tarea de reducir la incidencia en los menores.
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Las cifras que maneja la cartera dirigida por Alberto Garzón se basan, entre otros, en dos estudios, en la Encuesta Nacional Salud en España, publicada en 2017, y el informe Aladino, cuya última edición data de 2019, centrado exclusivamente en la franja infantil. El primero de los documentos sitúa Asturias a la cabeza del país en obesidad, solo superada por Ceuta.
Un 21,7% de la población padecía la enfermedad cuando se analizaron los datos mientras un 37,4% se encontraba en la antesala del mal, el sobrepeso. La incidencia del problema en la etapa infantil situa a la región en la mitad de la tabla, con un 26,1 de niños cuyo peso es superior al recomendado.
Al contrario que el coronavirus, la de la obesidad se trata de una pandemia silenciosa que afecta a 340 millones de menores en todo el planeta. «Ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial, y cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso», sostiene la OMS.
La obesidad, un problema de salud pública
Hace años se consideraba un problema limitado a los países más desarrollados, pero en la actualidad despunta también en las naciones «con ingresos bajos y medianos». La organización considera la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI cuya prevalencia ha aumentado «a un ritmo alarmante». Se calcula que en 2016, más de 41 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo tenían sobrepeso o eran obesos.
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Padecer la enfermedad en los primeros años de vida se asocia a una mayor «probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta«. También a la aparición de patologías como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, los trastornos del aparato locomotor, en particular la artrosis y ciertos tipos de cáncer: de endometrio, mama y colon.
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad infantil reside en un desequilibrio entre la ingesta y el gasto calórico. Influyen, de este modo, dos factores fundamentales: por un lado, un cambio dietético mundial hacia un aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos con abundantes grasas y azúcares y con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes saludables. Por otro, la tendencia a la disminución de la actividad física debido al aumento de la naturaleza sedentaria de muchas actividades recreativas, el cambio de los modos de transporte y la creciente urbanización.
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La OMS subraya que el mal no se debe exclusivamente al comportamiento de los niños sino también al desarrollo social y económico y las políticas en materia de agricultura, transportes, planificación urbana, medio ambiente, educación y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos. Requiere, por tanto, un enfoque poblacional, multisectorial, multidisciplinar y adaptado a las circunstancias culturales.
Más allá de la estética
Los médicos alertan de que «no es una cuestión de estética. Es una enfermedad metabólica, crónica y multifactorial que precisa de un abordaje integral y multidisciplinar que nos lleve a encontrar el peso ideal, el que confiere al paciente el máximo nivel de bienestar y salud posible», en palabras de Juana Carretero, vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
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El Grupo de Trabajo de Diabetes, Obesidad y Nutrición de esta organización promueve una campaña de sensibilización en redes sociales en la que, mediante vídeos cortos, ofrecen consejo experto y recomendaciones.
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