Lucía Feito, psicóloga: «Frente a la PAU es fundamental entrenar estrategias de regulación emocional»
La psicóloga Lucía Feito ofrece cinco claves frente a la prueba de acceso a la universidad para que la ansiedad no le robe el protagonismo a los estudiantes y da las pautas a madres, padres y personas adultas para que los acompañen con calma y confianza
La llegada de la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) marca un momento de máxima intensidad emocional para miles de adolescentes. Es una etapa en la que se cruzan múltiples transiciones vitales: el cierre del instituto, la incertidumbre sobre el futuro, la presión social y familiar y una alta autoexigencia que se mezcla con la esperanza y el miedo. No es de extrañar que más del 70% de los estudiantes afirmen sentirse sobrepasados emocionalmente en estos días, con síntomas que van desde el insomnio hasta el bloqueo mental total.
Y esto no es solo una sensación: la ansiedad tiene un impacto real sobre el cerebro y, por tanto, sobre el rendimiento académico.
¿Qué pasa en el cerebro cuando sentimos ansiedad?
Cuando el cuerpo percibe una amenaza —real o anticipada, como un examen importante— se activa el sistema nervioso simpático, la parte encargada de preparar una respuesta rápida. Se dispara el cortisol (la hormona del estrés) y se activa la amígdala, el «centinela emocional» del cerebro. Esta respuesta es útil si estamos ante un peligro físico… pero no tanto cuando lo que necesitamos es concentrarnos, razonar y recuperar información almacenada.
Con altos niveles de ansiedad:
-
El flujo de sangre se desvía de la corteza prefrontal, responsable del pensamiento lógico y la memoria de trabajo.
-
Se produce un «secuestro emocional»: el cerebro actúa como si estuviera en peligro de vida, bloqueando el acceso a conocimientos y estrategias aprendidas.
-
Aparecen síntomas físicos: sudoración, taquicardia, nudo en el estómago, sensación de «quedarse en blanco».
Por eso, es fundamental no solo estudiar contenidos, sino entrenar estrategias de regulación emocional. Porque un cerebro en calma rinde mejor.
5 claves prácticas para reducir la ansiedad y rendir al máximo
-
1.
Antes del examenPrepara el terreno emocional y logístico
— Planifica con antelación: revisa fechas, lugares y materiales necesarios (DNI, bolígrafos, agua…).
— Evita discusiones o pantallas estimulantes la noche anterior.
— Prioriza el sueño: 7-8 horas de descanso favorecen la consolidación de la memoria.
Ejemplo real: Julia discutió con su pareja la noche antes de Historia. Apenas pudo dormir y llegó agitada al examen. Lo que falló no fue el estudio, fue la gestión emocional.
-
2
Cuida tu cuerpoEs tu mejor herramienta para regular el estrés
El cuerpo y la mente están conectados. Un cuerpo en equilibrio favorece un cerebro en calma.
— Come regularmente, evita el exceso de cafeína.
— Haz pausas activas: estiramientos, paseos cortos, respiraciones profundas.
— Dedica tiempo a no hacer nada: el descanso es parte del estudio.
Ejemplo: Diego introdujo 15 minutos de yoga al levantarse y dejó el móvil 30 minutos antes de dormir. Al tercer día ya notaba más concentración y menos ansiedad.
-
3
Entrena tu diálogo internoCómo te hablas cambia cómo te sientes
Los pensamientos automáticos negativos aumentan la ansiedad y sabotean el rendimiento.
— Sustituye frases como «voy a suspender» por «he dado lo mejor de mí».
— Visualiza el examen como un reto, no como un peligro.
— Usa recordatorios positivos: una frase en un post-it, una imagen que te calme.
Ejemplo: Ana repetía cada mañana: «Tengo lo que necesito dentro de mí». No eliminó los nervios, pero sí redujo la inseguridad.
-
4
Durante el examenRegula el tiempo y el miedo
— Lee con atención y subraya lo importante.
— Comienza por las preguntas que mejor dominas: eso te dará seguridad.
— Si te bloqueas: respira hondo, bebe agua, escribe palabras clave para activar la memoria.
Ejemplo: A Mario se le «borró la mente» en Filosofía. En vez de entrar en pánico, escribió «Kant – deber – moral». Esa pequeña acción lo devolvió al foco.
-
5
Después del examenSuelta lo que ya no puedes controlar
— Evita repasar mentalmente cada pregunta.
— Haz algo que te relaje: caminar, hablar con alguien de confianza, escuchar música.
— No entres en comparaciones («¿qué pusiste tú?»). Cada experiencia es única.
¿Y las familias? El papel silencioso pero fundamental
Los adultos acompañantes —madres, padres, profes, familiares— pueden ser un verdadero sostén o una fuente adicional de presión. Aquí algunas recomendaciones:
- Escucha activa y sin juicio
A veces no hace falta dar consejos, solo presencia tranquila.
«Estoy aquí. Confío en ti, pase lo que pase.»
- Evita frases de presión
Mensajes como «¡tienes que sacar buena nota!» no siempre motivan, y sí generan ansiedad.
Sustituye por: «Tu esfuerzo es lo que más valoro.»
- Cuida el ambiente en casa
Evita conflictos y tensiones innecesarias. Que el hogar sea un lugar seguro para descansar y recargar energía.
- Reconoce el esfuerzo, no solo el resultado
Celebrar la constancia, la disciplina y el crecimiento personal ayuda a reducir la autoexigencia tóxica.
Para terminar…
La PAU es importante, sí. Pero no lo es todo. No define tu valor como persona ni encierra todo tu futuro. La vida está llena de caminos, de oportunidades y de vueltas inesperadas.
Cuida tu cuerpo y tu mente. Confía en lo que sabes y en quién eres. Y si te sientes desbordado/a, recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía.
Y tú, persona adulta acompañante: tu serenidad, tu mirada compasiva y tu apoyo incondicional pueden marcar la diferencia en esta etapa clave.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.