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La investigadora en su casa de Nueva York, ciudad en la que reside. E. C.
«Creemos en el poder de la conexión entre mujeres como motor de cambio de la sociedad»

Lucía Regales, investigadora y fundadora de la Spanish Women Society

«Creemos en el poder de la conexión entre mujeres como motor de cambio de la sociedad»

La científica y bioquímica gijonesa Lucía Regales ha fundado la primera asociación que da cobijo a las mujeres españolas en Estados Unidos

Inés Barea

Gijón

Lunes, 21 de abril 2025, 09:06

La inquietud investigadora le llevó hasta Nueva York tras graduarse en Bioquímica por la Universidad de Oviedo y doctorarse en Biología Molecular en el Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. Ahora, Lucía Regales lidera un proyecto de medicina de precisión para tratar el cáncer de pulmón y acaba de fundar la Spanish Women Society (SWS), una entidad que pretende dar soporte a todas las mujeres españolas residentes en Nueva York.

–¿Qué le motivó a fundar esta asociación?

–Surgimos como un grupo de mujeres españolas que nos empezábamos a reunir periódicamente en Manhattan, hace unos 14 años, y a la vez creamos un foro de comunicación para ayudarnos con temas de colegios, trabajo y difusión de la cultura española. Más adelante se creó un club de lectura, luego de cine, música... y el grupo fue creciendo orgánicamente. Al aumentar tan rápido y crearse una comunidad sólida que era necesaria, nos dimos cuenta de que juntas podíamos crecer a nivel personal y profesional mucho más fácilmente en una ciudad que a veces puede resultar difícil de navegar. Con el rápido crecimiento e interés social, era necesario un marco legal y logístico para ofrecer mejores servicios a la vez que mantener nuestra identidad, por lo que decidimos constituir una asociación de mujeres españolas sin ánimo de lucro, la primera en Estados Unidos.

–¿Qué es lo que promueve la Spanish Women Society?

–Creemos en el poder de la conexión entre mujeres como motor de cambio de la sociedad. Nuestra misión es la promoción de la mujer española a través de una comunidad unida y fuerte que apoya la integración y el crecimiento personal y profesional de las mujeres. Lo hemos demostrado con la formación de esta asociación en la que ya somos casi 200 personas, colaboramos con diversas instituciones españolas y ya tenemos un tejido de empresas que nos patrocinan. Como base, nuestra identidad es la cultura española, así que tenemos un compromiso muy importante con su difusión.

–¿Tienen algún proyecto ya en mente como asociación?

–Queremos continuar y ampliar nuestra misión de promoción y visibilidad de las mujeres españolas y nuestra cultura en Nueva York. La comunidad española ha crecido y cambiado y ya no llegan solo mujeres expatriadas por el trabajo de sus maridos. Antes, se hacían charlas, pero siempre se invitaba a los hombres. Ahora hay emprendedoras, académicas, financieras... Actualmente, tenemos colaboraciones con dos instituciones españolas (Instituto Cervantes e Instituto Reina Sofía de Nueva York) para hacer tertulias, eventos culturales y de 'networking'. También estamos planificando una colaboración con CODE centrada en educación informática e inteligencia artificial y estamos creando una alianza con un centro educativo de ejecutivos español. En este mes, por ejemplo, hay dos actividades: una exposición de un fotógrafo argentino-español y un 'career webinar' sobre las tendencias del mercado laboral en España y en Europa.

–¿Cómo fue su proceso de emigración desde Gijón a Estados Unidos?

–Estudié en Oviedo Bioquímica e hice la tesis doctoral en Madrid. Pero yo quería hacer un tipo de investigación que España no me ofrecía. Así que decidí mudarme a Nueva York, donde empecé a trabajar en lo que yo quería, que es la medicina de precisión o personalizada para pacientes de cáncer. Desde que llegué, mi carrera laboral ha sido bastante positiva: empecé de investigadora postdoctoral en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Hospital, luego me contrataron como científica, después me dieron otra posición más senior y de ahí pasé a la industria. He conseguido hacer investigación de desarrollo de fármacos diana para cáncer e inmunoterapias, que era lo que yo siempre quise hacer.

–¿En qué proyectos se encuentra trabajando en estos momentos?

–Continúo con la medicina de precisión y desarrollo de fármacos en oncología. Me interesa mucho la medicina personalizada. Ahora dirijo un programa global de desarrollo de un fármaco diana para unas mutaciones específicas de cáncer de pulmón, que antes no tenían terapias dirigidas y no responden a la quimioterapia. Aunque se ha avanzado mucho en los últimos 10 años con el descubrimiento y aprobación de las inmunoterapias, creo que todavía hay muchísimo que hacer en genómica y proteómica. Y ahora, gracias a la inteligencia artificial, estamos en una nueva etapa donde el procesamiento de datos se va a poder acortar y vamos a poder diseñar fármacos más eficientes y más seguros para el paciente, ayudando a su calidad de vida durante el tratamiento.

–Hablaba de la importancia de los lazos entre mujeres. En su sector, la investigación en medicina, ¿le ha resultado fácil encontrarlos?

–Todavía hay espacio para crecer, pero la comunidad científica de mujeres existe. De hecho, yo pertenezco a una asociación que se llama 'Women in Bio' (Mujeres en Biotecnología), que incluye desde mujeres en finanzas o 'venture capital' hasta académicas. Pero sigue habiendo cierto techo de cristal para acceder a los puestos de responsabilidad, no se nos permite llegar tan rápido como nos gustaría. Y luego está la maternidad, que para algunas mujeres supone un parón. En Estados Unidos se puede dejar de trabajar unos años y luego volver a incorporarse, pero esto en España es más complicado.

–¿Y hay alguna mujer que le haya inspirado especialmente?

-Margarita Salas, porque fue una de las primeras científicas en España y, además, asturiana. Ella también estuvo en Estados Unidos y era una persona muy inteligente, pero a la vez muy discreta, que hizo mucho por la ciencia en España. También Gloria Velasco, la mujer de López Otín, y Eulalia del Valle, de la Universidad de Oviedo, que fue una de las primeras personas que me mandó a hacer una estancia de investigación en Escocia.Todas ellas empezaron muy jóvenes y han tenido un papel muy importante a la hora de dirigir a las nuevas generaciones hacia la investigación.

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