El último aplauso resuena en toda Asturias
Los asturianos siguieron la convocatoria nacida en las redes sociales que invitaba a hacer una gran ovación desde las ventanas para despedir esta costumbre por todo lo alto
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El último aplauso prorrumpió con fuerza en Asturias. Después de más de dos meses llenando a las ocho las calles de un sentido homenaje a los sanitarios, las ovaciones se silencian ya para dejar paso a una vida que vuelve a sonar con fuerza más allá de los hogares.
De oriente a occidente, los asturianos se asomaron a las ventanas y balcones para acabar esta tradición con la fuerza que merecen los héroes de esta pandemia. Los asiduos a esta cita no quería que viviera una muerte lenta y, por ese motivo, convocaron a través de las redes sociales el último gran aplauso. «Para dar un final digno y no dejar que mueran poco a poco los aplausos, este domingo a las 20 horas vamos a brindar el mejor y más largo homenaje desde los balcones, a toda la gente de la sanidad y del resto de sectores que han brindado su trabajo y su esfuerzo para protegernos y doblegar la pandemia», se podía leer en el mensaje difundido a través de las redes sociales.
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Y la gente cumplió. En la gijonesa calle San Bernardo sonaba el Himno de Asturias, mientras en la plaza de Europa, otra vez, se asomaban a las ventanas quienes ya en los últimos días no lo hacían. Algo similar a lo que ocurrió en el barrio de Laviada, donde se recuperó la intensidad de los primeros tiempos de ovaciones.
Los profesionales del Hospital de Cabueñes quisieron sumarse a este final y salieron a las puertas del centro a poner fin, emocionados, a esta costumbre. Hasta allí acudieron un buen puñado de ambulancias para sumarse al emotivo final. Y es que, aunque parezca imposible, el 14 de marzo se celebró el primer aplauso y, desde entonces, se han sucedido los vítores, las sirenas de la policía sumándose al aplauso y las bocinas de los autobuses que se unían también a las ocho a este homenaje.
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En los últimos días, recuperando ya la vida normal, los aplausos empezaron a perder su intensidad, pero los asiduos a la cita necesitaban que esta tradición cesara con la misma emoción con la que llegó y que se mantuvo a lo largo de tantas semanas. Y lo consiguieron. El aplauso volvió a resonar y los héroes de la pandemia sintieron como durante todo el confinamiento, el calor de los asturianos que tanto los ayudó a seguir adelante.
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