El admirador de Lukaku que sueña con triunfar en Europa
Jordy Caicedo se define como un '9' de área al que le gusta atacar al espacio y con capacidad para retener el balón y dar oxígeno al equipo
Jordy Caicedo (Machala, Ecuador, 1997) tiene solo 26 años, pero mundo a sus espaldas. El delantero que llegará al Sporting procedente del Atlas salió de un humilde barrio de su ciudad natal agarrado a un balón en busca de gloria, progreso y una vida mejor de la que dejaba atrás. Su físico y su capacidad goleadora –mide 1,87 de puro músculo– le pusieron en una senda que nunca fue sencilla y que le llevó a jugar ya en cinco países con una idea fija en la cabeza: el gol. «Soy un '9' con buen salto y potencia. Me gustar estar en el área y hacer goles, pero también atacar al espacio y abrírselos para mis compañeros», confesaba en una entrevista poco antes de recalar en Atlas, su actual equipo.
La autodefinición futbolística de este deportista guarda un gran paralelismo con el que es su jugador favorito: Romelu Lukaku, el potente delantero belga que ha pasado por algunos de los mejores clubes de Inglaterra e Italia. Y como él cuando empezaba, tiene un sueño: «Triunfar en una gran liga europea».
Sus bazas son conocidas. Jordy Caicedo es un jugador de área con potencia y envergadura suficiente para poder pelear con cualquier central, pero también capacidad para correr al espacio y ganar duelos por alto, con un buen remate de cabeza. Otro de los aspectos que destaca en su juego es la capacidad para retener el balón de espaldas y dar así oxígeno a sus compañeros, una de las primeras cuestiones que destacó Benjamín Mora, director técnico del Atlas cuando el ecuatoriano llegó al club del Grupo Orlegi.
Formado en la cantera del Universidad Católica, llegó a profesional con este equipo ecuatoriano. Pronto le fichó El Nacional, uno de los principales clubes de su país con el que consiguió anotar ocho goles en una temporada. Su primer gran viaje profesional sería a Brasil para unirse a las filas del E C Victória, donde jugó durante un año sumando nueve goles. Del calor del país carioca dio el salto al frío de Bulgaria, un cambio que marcó su carrera para siempre. «Me gusta más el calor, pero no le temo al frío», afirmó en una reciente entrevista en la que confesaba que prefiere «el gol a la asistencia».
Lo demostró con el CSKA-Sofía. En sus dos temporadas en Bulgaria anotó 32 goles en 65 partidos, consiguiendo el trofeo al mejor extranjero de la Liga y alzó la Copa del país. Tras su explosión goleadora llegó el momento de volver a América, en este caso a México, para unirse a las filas del Tigres. Con una cesión al Sivasspor turco de por medio llegó a Atlas, última etapa en su viaje hasta Gijón.
Familia
La filosofía de vida de este delantero está marcada por el trabajo. Cuando mejor le iban las cosas aseguraba que en el ámbito del fútbol «todo se olvida rápido», por lo que solo pensaba en «seguir mejorando. No puedo relajarme nunca». Los números en México no han sido los esperados, pero el delantero consiguió entrar en la lista de su país para jugar la Copa América que está actualmente en curso. Ya antes había tenido experiencia con la camiseta de su país, siendo parte del combinado Sub-20 de Ecuador.
Con una trayectoria como esta, si se le pregunta por una palabra que defina su vida hasta ahora esa es «resiliencia», la capacidad para adaptarse a situaciones adversas. Casado y padre de una niña, Caicedo tiene en su esposa y su madre sus dos grandes apoyos en los buenos y los malos momentos. Sobre todo en su mujer, quien desde que la conoció le «cambió para bien». Ahora, Caicedo está a punto de afrontar una nueva aventura que le llevará a un país y una ciudad desconocidos para él, pero donde espera poder rendir para alcanzar su sueño de triunfar en Europa. «Está un poco más cerca, para eso trabajo».