Tercera victoria consecutiva del Sporting

Le salió la estrategia al Sporting en una falta lejana. Manu García colgó el balón al palo más lejano donde Gragera cabeceó al corazón del área para que Babin, jugándose el tipo, marcara con un testarazo que le produjo una brecha en su ceja izquierda. Fue el único tanto de un partido en Albacete en el que el Sporting sufrió más de lo esperado después de jugar con un hombre más gran parte del segundo tiempo.

Llegó la tercera victoria consecutiva para el equipo de David Gallego. Un entrenador que tan solo realizó un cambio en la alineación respecto a la que venció la pasada semana al Málaga. Javi Fuego sustituyó a Pedro Díaz en el centro del campo y, pese a que se ganó, el juego del equipo fue espeso.

Los primeros avisos del choque los dieron los locales, dirigidos por el asturiano Alejandro Menéndez. Mariño apareció en la primera media hora en un par de ocasiones para evitar el gol del Albacete. El meta volvió a destacar, pese a que sus intervenciones no fueron milagrosas, lo cierto es que el conjunto manchego se acercó más de lo esperado a la portería rojiblanca.

El Sporting se encontró con el balón mientras el rival esperaba en su campo. Supuso un problema para la salida del balón, ya que tanto Babin como Valiente no encontraron el camino hacia los atacantes, que apenas participaron en la primera parte.

Tuvo que ser un balón parado el que decidiera un partido soso, sin grandes ocasiones y con dos equipos más pendientes de no cometer errores que de buscar las cosquillas a su contrincante. El gol obligó al Albacete a dar un paso hacia adelante, pero tampoco estuvo muy convencido de ello.

El descanso llegó con la mejor noticia para los rojiblancos. El gol de Babin que le costó una importante brecha en su ceja izquierda. El segundo acto comenzó de la mejor manera posible. Djuka, tras un buen pase de Guille Rosas (uno de los mejores del encuentro), forzó la tarjeta roja a Boyomo cuando encaraba a Tomeu Nadal. El choque se ponía de cara para los de David Gallego.

Lo que pocos se esperaban es que a partir de la expulsión, el partido se le atragantó al Sporting. Incapaz de realizar tres pases seguidos, dejó que el Albacete se creyera que podía empatar. Llegó incluso a estar embotellado en su campo, aunque las contras resultaban letales.

En dos contragolpes, Djuka falló. Perdonó en sendas ocasiones la puntilla al rival. Primero con un mano a mano que resolvió Tomeu y después con un pase de Aitor García al punto de penalti que tan solo pudo acariciar con la punta de su vota.

La entrada de Aitor García dio alas, velocidad y frescura al ataque. Pese a que el segundo tanto no llegó, fue determinante en las acciones de peligro que generó el Sporting en los últimos minutos. Con el Albacete volcado en el ataque, el extremo aprovechó los espacios. No obtuvo premio.

Se sufrió en exceso, sobre todo en los instantes finales en los que Mariño volvió a aparecer. El Sporting y la angustia parece que van de la mano y que están condenados a entenderse. Con nerviosismo o no, lo cierto es que el equipo de Gallego suma 46 puntos, logró su tercera victoria consecutiva y sigue entre los mejores. Quizás ya va siendo hora de asumir que los rojiblancos son de los mejores y no están entre ellos por casualidad.

Con mucha temporada por delante, este equipo ilusiona. Sabe lo que hace, sabe ganar, sabe sufrir y sabe ganar. Un ejemplo fue la victoria en el Carlos Belmonte.