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Otro empate. Y ya son cinco consecutivos cuando lo que necesita el Sporting es ganar. A Rubén Albés se le terminan los argumentos para explicar ... la escasa reacción de su equipo. «Me voy con la sensación de que somos competitivos, pero que tenemos que ser más efectivos para ganar partidos», asumió ayer el técnico tras el encuentro ante el Racing de Santander.
El resumen de los sucedido para Albés es que «en la primera parte fuimos brillantes, minimizamos al líder y generamos multitud de ocasiones. Ya en la segunda mitad se equilibró el partido con la posesión del balón del Racing y con nosotros pegando algunos zarpazos», explicó.
Por otro lado, la clave de no sumar los tres puntos la dirigió a la falta de eficacia. «Si no somos capaces de matar los partidos ante un rival que está en la parte alta es complicado ganar. No fuimos capaces de concretar ninguna ocasión», destacó. Y añadió que «Hemos marcado en el 90% de los partidos, pero no hemos sido capaces de cerrar algunos de ellos. Conseguimos adelantarnos en el marcador y nunca perdemos cuando lo hacemos, pero no ganamos».
Albés intenta esconder las carencias de un equipo que tan solo suma una victoria en las trece últimas jornadas: «Es un 'déjà vu' de algún partido que hemos jugado en las últimas semanas. Muchísima alma, pero no nos dio para ganar».
Antes de hablar de su figura, Albés apuntó sobre el enfrentamiento ante el Racing: «Tenemos una sensación contradictoria. Somos competitivos, pero tenemos la frustración de ser capaces de puntuar, pero no de ganar. Eso es un peso».
El técnico del Sporting dejó en el aire su continuidad el viernes al asegurar que antes necesitaba sentirse ser el hombre elegido y querido tanto por la directiva como por la afición. «Noto cariño y sobre todo noto el reconocimiento al equipo por parte de la afición. Creo que con otro tipo de empate u otro tipo de propuesta nos hubiéramos ido del campo de otra manera», dijo.
El Molinón ayer mostró su disconformidad con algún silbido por los cambios que efectuó en el segundo tiempo. «Podemos decir que el entrenador es muy burro, pero no que el equipo no se deja el corazón y el alma», apostilló.
«Me divertí con el equipo en la primera parte y tras el descanso se equilibró», concretó el gallego, orgulloso de la propuesta: «Es complicado ser más atrevido de lo que es este equipo en cuanto a buscar situaciones ofensivas».
La explicación del cambio de Guille Rosas fue únicamente por motivos físicos: «Necesitábamos piernas en la banda derecha y teníamos que modificar con cambios para aportar cosas. Kevin hizo buenos minutos en el lateral. Y creo que volvimos a recontrolar el partido».
Por último y antes de abandonar el estadio, hizo referencia a la posibilidad de que la gente se desconecte de aquí al final. «Sé cómo está el vestuario, creo que representamos o estamos representando con esfuerzo el escudo, aunque los resultados no son los que queremos», concluyó.
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