Las concentraciones en Covadonga

En la temporada 1963-1964, los rojiblancos fueron segundos, por detrás del Deportivo, que ascendió directo. Había una gran ilusión en Gijón. El Sporting había descendido cinco años antes y se cumplían tres del torneo de Palma en el que se evitó bajar a Tercera.

José Luis Molinuevo había devuelto la ilusión a la afición rojiblanca. El rival era el Espanyol, con Kubala de figura. Los rojiblancos pasaron cuatro días en el Hotel Pelayo, en Covadonga, con uno de los entrenamientos en Los Lagos.

El técnico buscaba aislar a la plantilla del bullicio que había en la ciudad. En el primer partido, en El Molinón, con lleno y un ambiente, un gol de Montes dio el triunfo a los gijoneses. En al encuentro de vuelta, en el desaparecido Sarriá, el conjunto espanyolista aprovechó el nerviosismo inicial de los gijoneses para superar la eliminatoria con un concluyente 3-0.

En la temporada 1966-1967, el Sporting volvió a ser segundo, por detrás de la Real Sociedad. En la última jornada, los rojiblancos llegaron a estar media hora en Primera, cuando los donostiarras iban perdiendo en Puertollano y los rojiblancos ganaban al Langreo. Al final, el triunfo no sirvió, porque los guipuzcoanos empataron.

La promoción enfrentó al Sporting con el Sevilla. El primer partido fue en el Sánchez Pizjuán, Ganaron los andaluces 1-0, con una espectacular actuación de García Cuervo en la portería rojiblanca.

Estaba prevista una concentración del equipo en Covadonga con vistas a la vuelta para evitar contagiarse de la euforia de la afición. El viaje de regreso, por carretera, tras dormir en Sevilla, se hizo con una parada para pernoctar el lunes en Salamanca y el martes desplazarse a León, para almorzar, y seguir camino hacia Covadonga, por el puerto del Pontón. Un trayecto que hoy es inimaginable.

El martes 30 de mayo se inició la concentración en el Hotel Pelayo. Galarraga buscaba tranquilidad. Los entrenamientos se hacían en una zona ajardinada cercana al hotel, pero dos días se trasladaron a Cangas de Onís para tocar balón y hacer un partidillo de ensayo. El resto era preparación física, paseos y reposo.

Del Cueto y Novoa se incorporaron el miércoles desde Gijón, tras superar unas molestias musculares. Se recibió la visita del capellán Emilio Blanco, mientras en Gijón había preparativos de fiesta. Se llenó la ciudad de carteles y la Asociación de Peñas Sportinguista repartió 15.000 octavillas de apoyo.

Tampoco pudo ser. El Sevilla marcó también en El Molinón, después de que Montes estrellase el balón en el larguero. En las dos promociones, con tres años de diferencia, repitieron Alonso, Uribe, Puente, Montes, Pocholo y Amengual.

En la época de Carriega hubo una fase en la que los jugadores convocados empezaron a concentrarse en el restaurante El Mirador para la cena del sábado y el almuerzo del domingo. De alojamiento se utilizaba un chalet contiguo. La costumbre se mantuvo con Mariano Moreno, quien optó por una concentración en Covadonga para el último partido de la temporada 1972-1973.

Con la visita del Oviedo, el empate no servía. El martes se inició el encierro. Quini y Fanjul se recuperaban de sus molestias musculares y también José Manuel evolucionaba. Megido tuvo que regresar a Gijón para una consulta con el doctor González Vázquez. La concentración había sido aprobada por la directiva en su reunión del lunes, en la que también se dio el visto bueno para premiar a la plantilla con un millón de pesetas (6.000 euros) en caso de permanencia.

Hubo muchos comentarios en torno al encuentro. Un reducido grupo de jugadores de los dos equipos se reunió para pactar el resultado, pero los incentivos que tenían los azules impidieron el acuerdo. Un gol de Quini sirvió para dejar en casa el triunfo y la permanencia.

Más tarde vendría las concentraciones de Mareo con Vicente Miera, pero con unas circunstancias diferentes.