Djuka impulsa al Sporting

El Sporting parece haber encontrado el camino que le aleje de la zona baja de la clasificación. Guste más o menos, la apuesta de José Alberto parece clara. Esta vez, en Lugo, no dejó a Aitor García en el banquillo y alineó a sus once mejores jugadores. Tres centrales, dos carrileros, un doble pivote, Manu García y dos delanteros es el esquema a utilizar.

Los gijoneses comenzaron bien el encuentro. Sin pasar apuros sostuvieron al Lugo le obligó a estar más pendiente de su portería que de la de Mariño. Solventes atrás, ordenados en el centro del campo y a la espera de que los atacantes acertaran en los últimos metros se consumió gran parte del primer acto hasta que apareció Djurdjevic.

Comentó Mariño, que apenas pasó apuros, que quería demostrar que la victoria ante la Ponferradina no había sido una casualidad. Y Djurdjevic le hizo caso, pero además quiso demostrar que su cita con el gol tampoco lo había sido. En medio de un barullo en el área, el serbio soltó un zurdazo que se coló en la escuadra izquierda de la portería rival. Se rompió el maleficio goleador lejos de El Molinón.

Lo peor que podría suceder en Lugo ocurrió tras el descanso. Los hombres de José Alberto mostraron su versión más conservadora tras el intermedio. Y lo aprovecharon los gallegos. Herrera apenas encontró oposición en una acción individual en la que regateó a Molinero y Cordero antes de batir a Mariño. La reacción no se hizo esperar.

José Alberto vio premiado su atrevimiento porque el técnico optó por cambiar el sistema. Volvió a utilizar una defensa de cuatro jugadores para que Aitor se situara en la banda izquierda con Traver en la derecha. Fue un cambio arriesgado el suyo porque sacó del campo a Manu para dar entrada a Nacho Méndez. No salió mal.

El Sporting volvió a dar un paso hacia adelante y le ganó terreno al Lugo. Méndez estuvo cerca de marcar en una falta muy cercana al banderín del córner, pero el balón no entró por completo en la portería de Ander, que salvó el gol por muy poco.

A falta de cinco minutos para el final, cuando pocos confiaban en que se vieran más goles, Djurdjevic aprovechó un balón suelto en el área. Le costó acomodarse el balón a su pierna derecha, pero cuando lo hizo ejecutó al Lugo. No lo dudó. Su disparo terminó en la red. El disparo fue inapelable, imposible de parar.

El serbio volvió a aparecer. Lo hizo para callar, seguramente, muchas bocas. Para silenciar las críticas recibidas. Pero su alegría es la de todos. Que siga marcando, para eso llegó al Sporting. El próximo fin de semana será el Extremadura el rival a batir. Tres puntos más traerán tranquilidad para cerrar el 2019 de la mejor manera posible tras haber coqueteado peligrosamente con la zona baja de la clasificación.