El Sporting suma con la calculadora

En Andorra, bajo la curiosa mirada de Gerard Piqué y Carlos Puyol, firmó faena obrera. Poco fútbol, lo que encanijó a los talentosos como Villalba, de nuevo fuera de sitio, pero mucho tajo defensivo. Ganaron las defensas, sobre todo la del Sporting. Ondearon la bandera blanca los ataques. Hasta el arreón final, con la galopante salida de Hassan, tan superior por momentos como errático en otros, que aceleró el pulso. Ahí, en el intercambio de cromos, pudo salir vencedor el Sporting. En un partido sin casi 'uys', los de los gijoneses fueron los más potables.

Cambiante cada fin de semana, Ramírez volvió a dibujar un once contorsionista. Aupó a la titularidad a Fran Villalba, el físico de Varane y al lateral Pablo García, recién salido de una lesión y lanzado como extremo por delante de Cote. Volvió a resultar chocante la suplencia de Guille Rosas y la posición del mediapunta valenciano, empujado a la derecha, con Pascanu subrayando más ese rol de lateral diestro. El rumano se prodigó un poco en ataque, pero con cuentagotas. Como resultado, un equipo muy directo, con mucho empeño defensivo y poca cata de balón. Yáñez iniciaba casi siempre con un pelotazo, persiguiendo la peinada o el embolse de Djuka.

No fue un primer tramo trepidante. Nada agradable para el ojo. El Andorra se cosió la pelota y el Sporting se enfocó en contenerle, invocando la emboscada, que apenas llegó. Estrenando su segunda equipación, la tropa de 'MAR' apretó arriba. Saludó con un envío preciso desde la izquierda de Pablo García que Djuka, a ras de suelo, no llegó a cazar ante el exrojiblanco Dani Martín. Aplicado en la disposición táctica, el Andorra se empachaba, con interminables ratos de posesión. Un ritmo de galeras. Aunque su ofensiva tenía muy poco frenesí y apenas intención, enchironada por el buen repliegue del Sporting. Aunque a los gijoneses, dedicados en cuerpo y alma a eso, les faltaba balón. Y Villalba, aunque tenía licencia para irse al centro, perdía influencia por esa encorsetada posición de base.

El equipo era pragmático desde la salida de balón. Mucho golpeo largo de Yáñez. Al meta le llegaban zumbidos. Nada alarmante. En todo caso, el Sporting empezaba a perder talla en el partido, cada vez más maratoniano en su cometido defensivo. Demasiado amarrategui. Una larga posesión local terminó en la ocasión peligrosa de la casa en la primera mitad. Un remate dentro del área de Álvaro Martín, tras una aventura de Leal, lo rebotó Yáñez a córner. Una colleja que picó. El Sporting necesitaba recuperar el tacto del balón, aunque fuera en contragolpes, que escaseaban. Pablo y Cote conectaban por su zona, pero sin apenas compinches. El hilo interior se recuperaba cuando Villalba se iba hacia dentro, refinando el ataque y dando sentido a la ofensiva. Una maniobra suya interior terminó en un remate de Djuka rebotado en un defensa. Manu Nieto pidió un penalti inexistente de Róber Pier en una fase catatónica del choque. Más posesión sin sustancia.

En el tramo final de la primera mitad, Ramírez retocó, situando a Otero en banda y a Villalba, en el enganche. Pero la modificación se deshizo antes de meter la cabeza por el túnel de vestuarios. El Sporting siguió sin coger el pulso al partido, dormido y plano. El local Iker Benito buscó fortuna con un disparo lejano. Al cielo de Andorra La Vella. Los dos equipos se largaron a la caseta en un choque con muy pocas pulsaciones.

El Sporting regresó de la charla con burbuja y una ocasión muy prometedora disparada por Pablo García dentro del área, tras una oleada rápida, con Villalba solo para el emboque a un par de metros. El tiro del canterano, que no se percató de la situación de su compañero, se marchó fuera. Más lanzado, el Sporting empezó a discutir por el mando a distancia con el Andorra, incómodo de sometido. Desinflando.

Antes del sesenta, Ramírez sacudió el árbol y dio entrada a un desafinado Roque Mesa y a Hassan. Villalba y Varane, a la ducha. La entrada del francés apretó más la banda izquierda del Andorra, con Pampín escuchando tambores de guerra. El despertador del partido sonó. Hassan, enchufado y desenchufado, encaró a Pampín y a Molina, dejando a los dos secos en un 'zigzag'. Se presentó ante Dani Martín y este escupió su tiro con el cuerpo. Aunque ya retrocedía, el Andorra respondió con malas pulgas. Un tiro de Lobete que rebotó Róber Pier y un disparo de Iker Benito que despejó Yáñez. Por el camino, Ramírez ventiló más el ataque: Queipo y un buen Campuzano por Pablo y Djuka.

Hassan seguía torturando a Pampín con su punta de velocidad, pero sin tino. A la contra, el exmalaguista Álex Calvo intimidó en un par de acercamientos, pero Insua y Róber Pier, el mejor del choque, mantenían muy bien el tipo. La entrada de Campuzano dio vidilla al Sporting. El atacante sacudió con inteligencia y movilidad a una defensa oxidada. Un gran pase atrás suyo no lo intuyó Hassan, sesteando en una de las mejores situaciones del final. Ya estaba jugando Rivera cuando Dani Martín le sacó un remate a Juan Otero en un duelo, mano a mano, bajo el sol. Acabó mejor el Sporting, superior con los cambios tras un partido atascado. Un punto y a otra cosa.