«Es momento de crear una cultura del esfuerzo»
La alta carga física que impone el cuerpo técnico trata de potenciar condiciones de los jugadores en función del nuevo estilo de juego
La plantilla del Sporting está teniendo una pretemporada exigente, con muchas dobles sesiones, algunas de ellas anuladas en la concentración de Mondariz solo por las altas temperaturas. Pero, más allá del volumen de carga, lo que subyace es una nueva metodología que el cuerpo técnico está tratando de implantar para conseguir un objetivo: que los jugadores se adapten a las necesidades que implica el nuevo sistema táctico. «No buscamos que corran más que nunca, sino que el físico no sea un lastre para el juego», explica Pablo Gómez, preparador físico de la primera plantilla, que ha llegado de la mano de Rubén Albés.
En coordinación permanente con el departamento de Ciencias Aplicadas al Deporte, estas primeras semanas de la pretemporada están sirviendo para conocer en profundidad a los jugadores. Porque, aunque nunca se habían visto cara a cara hasta el 10 de julio, la inmensa cantidad de datos de rendimiento que se manejan hoy en día permitió al cuerpo técnico tener un retrato de cada futbolista antes de pisar Gijón.
Los responsables técnicos del club son conscientes de a dónde están llevando a los jugadores, que están soportando mucho trabajo físico, pero también mental, por lo que han diseñado sesiones más cortas, además de otras individualizadas. El objetivo a largo plazo es que la plantilla mantenga una estabilidad física alta durante toda la temporada, pero también se trabaja con picos de forma para los jugadores. Y aquí entran en juego muchas variables con la idea de que cuando uno baje un poco, sea un compañero el que se encuentre en su máximo.
Vacaciones
La plantilla ha llegado en «buenas condiciones» a la pretemporada. El hecho de haber jugado el 'play off', acortando las vacaciones, ha provocado que no se haya perdido del todo la forma. Pero el trabajo se enfoca ahora a prepararlos para un nuevo sistema de juego que se caracteriza por la velocidad, la repetición de esfuerzos de máxima intensidad y la potencia en los duelos, entre otras cuestiones. Es el estilo que Rubén Albés quiere para el Sporting y eso se nota en los entrenamientos, en los que se somete a los jugadores a ejercicios en los que raramente están estáticos y se les exige máxima intensidad en cada acción. «Es un momento para trabajar y generar una cultura del esfuerzo dentro del vestuario. Si se quieren conseguir cosas especiales, hay que hacer más que los demás», apuntó Rubén Albés tras el partido de pretemporada ante el Celta de Vigo.
La preparación física de los jugadores va incluso más allá de las sesiones grupales de entrenamiento. Se trabaja también de forma individual con los jugadores y se hace en una doble vía. Por un lado, está el objetivo de ver las debilidades de cada uno para tratar de minimizarlas de cara a que se lesionen lo menos posible. Por otro, potenciar su rendimiento específico. Así, en estas sesiones no es el mismo el trabajo con un central que con un extremo. Si a los primeros se les preparan ejercicios para tratar de que sean más competitivos en el salto, los duelos y los choques, el trabajo con los segundos está orientado a cuestiones como la velocidad o la coordinación.
Lo que tiene claro el cuerpo técnico es que en el grupo que se han encontrado al llegar a Gijón no se regatea el esfuerzo. «Nos hemos llevado una grata sorpresa porque es un grupo muy trabajador y con mucha ilusión, y eso siempre ayuda. Tienen una gran predisposición al trabajo, tanto físico como táctico», explica Pablo Gómez, quien ya conocía el «alto potencial» físico de una plantilla que se prepara para tratar de brindar una temporada al menos tan ilusionante como la pasada.